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jesuitas,
t~11íendo
á
la vista
la~
dísposíeíones
tef,
xninantes del concilio tridentino en la sesion
5~
cap..
'29
de reformatione,
para que los regulares no
predi~
qnen sin licencia del obispo
fuera
de las iglesias
de
~u
6rden; en la sesion 24.
cap.
4.
de
reformat..
para
que
ningun regular predique aun en las iglesias de su
ór~·
dBn,
cuando
contradjga
el obispo;
y
en
la
sesion
23
cap.
15.
de reforrnat.
para que Jos regulares no oigan
hts confesiones de los seculares, si el obisp.o
n0
los·
reputa
por idóneos
y
obtienen su
aprobacion;
y
en
la
.eesion
7~
cap. 7.
de
teformat.
para que los
obispos vi–
siten los beneficios eclesiásticos con cura de aln1as.
Esta.s
y
otras autoridades al cnso presentaron los obis·
pos
y
sus defensores,
y
en virtud de ellas fué decidida
]a competencia
á
favor do la dignidad episcopal, que
nun
cuando
no tuviera textos canónicos que la apo–
yasen, no podía
ser
despojada Je derechos inherentes
á
sn
cnrgo
r~astora1,
y
por
eso ünprescrjp-tibles.
S]em-–
pre
Jos obispos ganaban su causa en Roma
y
en
11a-
drid;
y
siempre
los.' est1ltas
tenaces
y
sutiles
y
refrac–
t.arios.
N
no~~
t?Hnse1nos
de decirlo; no n1erecen
ser
d~fendülo:-".
Persecncion del §efior Antequera ..
. 111.
1\unbíell
olros
·ujetos respetables,
aunque
nrJ
edesiásticos, sufrieron
la
persecucion de los padre
6
jesuitas,
y
entre ellos el señor
D. D.
José ..
A
..
ntequera·
sobre lo cual se han publicado docun1entos irnportan:
tes
y
anteriores,
á
vista
de
los
cuales escribimos ..
"Los sucesos acaecidos
en tiempo del
señor obispo
Cárdenas sirvieron n1ucho
á
la esperiencia de los re–
verendos padres, para arlJ1trar n1edios que relnovie–
ran
los irnpedin1entos que entorpeciesen su libertad.
;,Los obispos diocesanos visitaban
]as
1~1isiones
y
le&
t01nabar¡
cuenta? Pues Jos padres traba,Jaron para
que
~e
prolongase
la
duracion
de
las vacantes; fácil
era
te~
ner
á
su
dBvocio~l
á
los
c~pítnlares
qne eran pocos; 0
1
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