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no se encontraba dentro ni fuera sujeto de la respo·.:.
)) tnosa repntacion del señor Anteqnera, para contener
)} y con8ervar en paz
á
esos vecinos tan obstinada–
»
mente alborotados: que aun cuando la disposicion
:»
de
la
ley se estendiera
á
este caso, si
S.
!ti.
tuviera
)) presentes las anteriores razones, aprobaría la resol
u~
)) cion de la Audiencia; siendo cierto que si alguna vez.
)) se perrnite
á
los tribunales obrar como quien tiene
)) las cosas
á
la vista,
y
por
epiqueya,
sin atarse del to·–
>>
do
á
las disposiciones legales, en ninguna otra cir·–
)) cunstancia pudo
y
debió ponerse m.ejo:r en
~jercieio·
)) esta facultad: que de otra 1nanera habria sido
iin–
))
posible dar providencia satisfactoria: que segura-·
}) mente, fundamentos tan poderosos impulsaron al
>>
señor virey
á
non1brar al señor Antequera, cuando–
)) cumpliese su tie1upo
D.
Diego de los Reyes, no obs–
)J
tante
ele
con1prencler en lo espresivo de J,a ley real.
>>
esta prohibicion; y que era diguo de estrañarse, que
>>
hasta ahol'a no se haya hecho en esta audiencia
la
)) menor queja contra el señor Antequera de parte de
)) Reyes
y
sus valedores, siendo tantas las que se
han
»
diriiido al señor virey."
.
A~n
cuando tan justas
y
fundadas reflexiones
no
hubieran de tener valor contra el testo de la ley, que
prohibía que el juez pesquisidor sucediese al gober""
nador pesquisado,
y
comprendiese el presente caso,
tan racional
y
prudentemente esceptnado por el buen
sentido, no podria
j
ustiflcarse la reposicion de Reyes,.
á
quien no hacia justo
y
digno del gobierno la iufrac–
cion de la
ley
en otro sentido y para otra aplicadou,
ni
dejaba de resultar culpable conforn1e
á
la sumaria,
fuera de los gravísimos inconvenientes ele lanzar otra
vez
en
el
gobierno de la ptovincia
á
un gobernador
pe·squisado,
y
que debia suponerse lleno de resenti–
mientos para eje1·cer venganzas. La audiencia babia
hecho
una indicacion muy oportuna
y
sensata al
vi–
rey, diciéndole que nornbrase de gobernadot· interino
á
otro sujeto de
igual
integridad
á
la del señor Antew
quera.
EJ
facil conocer en todo esto la mano que
di–
rijia los acontecimientos, sin otra mira que la de su
propio interés,
su
amor propio, su propio triunfo, .cu::t–
lesquiera
q~e
fuesen
los
resultados
~-
la
sangre que
~e
derr.amar1a
despuea. Loe
que
acOJlan
á
R.eyes
en