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tlca,
y
un
juez conservador, que lo
era Fr. Pedro
N
Oe
lasco, provincial de
la
lvierced. El pretendido gober–
nador amenazó
:i
la ciudad
y
triunfó con Jos jesuitas.
Se renovó la sede vacante: el conservador alzó
tri~
bunal,
y
pronunció sentencia de deposicion contra el
obispo. Entraron en la ciudad los vencedores, discur–
riendo
á
caballo los cuatro relijiosos notnbrados por
loa
escuadrones. R.efnjiose el obispo en la iglesia
ma~
yor,
y
la
sitiarop: sacerdotes
fueron sacados presos
en una
cadena g:t·ande,
y
los padees
jesuitD)s
decian–
cmwiene proceder con rigor, para que en adelante no se bur...
len de nosotros,
y
nos teman.
El obispo
fué
maltratado
eu
su iglesia,
y
puesto en una balza- vieja con solda–
dos de guard1a, que le llevasen
á
la
ciudad de Sta. Fé."
- 104. "El obispo pemeguido se
fué
á la
ciuda~
de la
Plata
para quejarse
á
la
audiencia, pero
la
ha1ló preo·
~upada
por los
j~suitas,
fué
bien recibido del pueblo;
lo que exitó la cólera de los padres, que
h~ciendo
alarde de su poder, n1enospreciaban al obispo. No ha·
liando este
á
quien
acudir~
resolvió ir
á
España; pe-
1~0
al llegar
á
Córdoba, para dirijirse
á
Buenos Ayres,
el
visitador,
que
era mas que herrnano de los jesuitas,
se
lo estorbó por diferentes modos, part1 que
el
mo–
nárca no conociera los graves excesos ele los jesuitas.
Sin e1nbargo el rey
n1andó
que el obispo fuese resti ..
tuido
á
su silla;
y
fuese llevado en partida de rejistro
el conservador con toda dilijencia. Tarnbien en Rmna
se declaró, que los de la cor11pañia no habian podido
nombrar juez conservador,
y
fué
nula la
8entencia
de
deposicion fuln1inada por este contra el obispo: que
este pudo
visitar las iglesias parroquiales de la
coln–
pañia en lo que Iniraba al gobierno de las alrnas;
y
que pudo castigar con penas
y
censuras eclesiáticas
á,
· los
jesuitas que
gobernaban
esas parroquias sin su
aprobacion, hasta que n1ostrasen privilejio."
§ ')
o
.w.
105. De su parte la
compañia
pintaba
los sucesos
de la manera conveniente
a
sus intereses,
y
por
In
e–
dio de su procurador general el P.
J
ulj~tn
de Pedraza,
deeia al rey: q ne "habia llegado
á
tanto el rigor de
~a
indignacion del obispo
contra
la co1npañia, que
d~s~