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costumbres; cufl.les á viajm· como apóstoles entre gen–
tes bárbaras y civilizarlas con el evanjelio en los lá–
bios, y la amabilidad del trato, nacida de la dulzura
del corazon. Así variaba de formas el espíritu relijio–
so, conservándose íntegro, puro, y sin dar marjen
á
que se dij era, que se buscaba
á
sí mismo sino
á
J esu–
cristo y su gloria.
441. ¿Se creen con derecho los padres de la com–
pañia
á
ocupar asiento entre los que acabanws de nu–
merar? No. Y tenen1os necesidad de advertir
á
nues–
tros lectores, que nosotros
) lO
nos tenemos por obli–
gados á considerar á estos padres, por el aspecto de
las reglas que se le dieron para vivir relijiosamentc.
Todas las reglas de coRclucta.han sido por lo regular,
son
y
serán buenas: el crímen no se predica. Ni ¿có–
mo podrian ser malas, anticristianas las reglas dicta–
das por la compañia de J esus? No diremos lo n1isn1o,
á
vista de las interpretaciones, aclaraciones, n1onitas
secretas, privilejios
&~&~y
algunas obras mas de Lai–
nez
y
Af]_uaviva, y sobre todo, de la práctica de los
padres jesuitas en diferentes lugares, y especialn1ente
en las misiones, y en los palacios ele los príncipes
y
de los graneles.
Lejos, muy lejos de nosotros el no reconocer entre
los jesuitas hombres llenos de ,caridad, varones apos–
tólicos, y cuanto mas haya de bueno
y
laudable en
11na orden célebre, donde Francisco Javier, Belarmino
y
Bourdalove no estuvieron solos. Nosotros hablamos
de los que teuian el timon de los negocios. Digan de
eHos nuestros lectores, si la direccion que tomaban,
y
la
influencia qne en esta parte ejercían sobre otros, era
la puran1ente cristiana
y
regular, asi como las órdenes
1·egulares que hen1os non1brado; ó si so coloró pretes–
to de dh·ijir las almas, no se mezclaban en la política,
no procuraban herencias, no ostentaban privil.ejios,
no empleaban la astucia
y
aun la audacia, no dispu–
taban con las Universidades, no entraban en lid con
otras relijiones
y
aun con los
obispos~·en
una palabra,
no se entrometían en los negocios secular es, ni bus–
·caban su interés propio
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ma;yor gloria de
Di.~s.
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