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servi_r al
~al)a,
y no
~erv.irsin.o
á.
él
~ obre
la ·berra
-Sol2Dommo ataque
f:JUS
mterrzs vzcarw ser–
vire."
Vean pues de nuevo los lectores, cómo los pa-.
c1res j esuitas han descubierto un carácter particubJr,
tomando el empeño por razon de su instituto, de ser–
vir al Papa, sosteniendo las doctrinas de la curia en
humillacion
y
vilipéndio de los gobiernos y de los
obispos.
Y t an.léj os de avergonzarse de su servicio los pa–
dres jesuitas, ó de desfigurarlo s]quj era, ufanos lla–
man
á
los ele cuarto
voto---siervos del Papa.
I-Ie aquí
como se espresa el P . Suarez---" el profeso de la com-.
pañia se entrega especialmente al dominio
y
potes~
tad del Papa, en cuanto á las misiones, de suerte que
no es
suijuris
ni de propia r elij ion, sino como siervo
del
pontí:fi~e,
de cuya servidumbre participa toda la
compañia por esta profesion"
---pt ojesus societatis ..... .
tamquam servus pontificis, quarn servitutem tata ipsa reli–
gio participat pet hanc projesionem.
(338)
Y ¿se necesi–
taría algo para convencer al P . Suar ez, de que sin que
sea menester el cu8xto voto, son
siervos del Papa
los que
se propon en servir al P apa? Y ¿no 1lama siervo, ó
participante de la servidumbre,
á
t oda, la órden, cuan–
do no todos sus miembros hacen el cuarto voto?--–
quam servitutem tata relzqio participat.
Y ¿no hay en el
compéndio de los privilejios de la compañia una sen–
tencia qu e.r econoce en el Papa el derecho
y
la pro–
piedad de las
personrrs
y
cosas de la compañia?
tam per-.
son(E quam res societatis .........in jus et TJroprietatem B .
Petri et sedis apostolica?,.
(339)
Es preciso confesar qu.e los j es uitas han sabido cum–
plir, cada cua.l
i
su modo, el juramento, ó sea no mas
---voluntad sincera de servir al Papa, salva se entien–
de, sino siempr e en ciertos casos, la compañia. Y los
escritores se han distinguido, sin contradecirse ni
desmentirse j amas en sus inmensas obras. Nuestros
lectores conocen muy bien á Suar oz y B elarmino, de
quien van á recibir una nueva leccion---"el Romano
Pontífice tiene sumo poder, en órden al bien
espiri~
tual, para di ::;poner de laf3 cosas t emporales de todos