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los cristiano::;.'·'

[3-10]

¿No era esto sen·ir Lien al P a–

pa?

¿N

o era servirlo mejor que á

J .

O. quien no qui–

so intervenir en cosas seculares, por ejemplo en la

particion de uua herencia, para uo dejar este he–

cho, que quisiera tomar por modelo de procedi–

miento su vicario? mientras que los jesuitas recono–

cen á éste suma potestad, para despojar al cristiano de

un bien temporal adquirido, sí

á

juicio del P apa se

halla en camino

ú

órden al bien espiritual Y ¿no era

en cierto modo, querer los padres j esuitas, hacer

á

t odos á

sem~j apza

suya.; y por ser ellos en sus perso–

nas y cosas---propiedades del Papa, comunicar esta

gracia á los cristianos no jesuitas, siquiera en sus bie..

nes t emporales, entregándolos á la libre disposicion

d el Papa en órden al fin espiritual? Convengamos_

pues en que, aunque antes ,de la compañia hubiese cu–

ria pontificia, no se hallaba estD" en el brillante esta–

do, en que la pusieran los escritores de la compa'ñia,

que sistemaron y perfeccionaron las pretensiones cu–

riales, para servir al Papa. Ninguna otra órden hicict–

r a tanto: ahí está su mérito y singula!'Ídacl---Rom.ano

Pontifici in terris servire;

nuevo y peculiar caráct er de

la compañia.

,

444. No olvidemos otra part]cularidad ele la com–

pañia, que á diferencia ele las otras órdenes, se propo–

ne por obj eto princ]pal,

y

directo_:la perfecc ion del

prójimo.

N

o diremos que lDs jesuitas no cuiden de

la suya, sino que, repetimos, tienen por obj et o direc–

to y principal la perfeccion ajen:1,, como si empezáran

ellos siendo perfectos, ó á manera de los apóstoles lle–

nos del Espíritu Santo. "Cuidado, decía el Papa Pío

V á los j esuitas, cuicÜ'udo con pareceros á los que lim–

pian las chimeneas, que echan sobre sí todo el hollín,

que sacan de ell as." Con igual propósit o se escribió

despu es- "¿No es de temer que esta órden singular

se atribuya una supereminencia sobre todas las otras,

y

sobre t odos los ministros de la Iglerria, y aumente

sin cesar su poder, creyéndose suscitada para procu–

r ar la myor gloria de Dios? Ella acabará por desba–

ratar todo el bien que no

l1a

hecho ella,

y

vendrá

á