Apesar de "tener eu su favor príncipes, nobfes
y
obispos, tenían que luchar contra 1nil obstáculos, co-
1110
lo reconoce el mismo Oretinau--Jo]y. En
1838,
leg;
fueron abiertas las puertas ele] Tirol;
y
desde entonces
pudieron estenderse en todas las provincias·del
impe~
rio de Austria, fuhdar su poder
y
acun1ular riquezas.
El estado actual de ese imperio dice bastante, cual
ha sido el resultado de eu influencia
y
su erisBñanza.
.La
ilustracion
de Lóndres del 12 de Octubre de 1861,
refiere, que el ministro de Estado, en una sesion de
la cámara de diputados en Viena, se espresó en .téTmi–
nos nada satisfactorios respecto de los jesuitas en cier:.
tos lugares de Austria; y concluyó diciendo, que eu
~tdelante
les retiraría el emperador los favores escep–
eionales qne les habia otorgado, quedando sujetos
á
las reglas dictadas para las otras corporaciones reli–
jiosas; lo que fué recibido con estrepitosos aplaus0s de
la izquierda."
. "Los padres de I-Iolanda, con1o los ele Inglaterra
é
Irlanda continuaron viviendo en corporacion despues
del breve de Olmnente
XIV;
y
despues de la bula de
restauracion,
los padres de la
fé
de Béljica fueroll.l: in–
cm·porados en las casas de I-Iolanda. En la separacion
a~aecida
en
1830,
los jesuitas inundaron la Béljica,
y
reinaban sobre
el
clero, remplazaron el catolicis1no
con el ultramotanismo, que al fin sucumbirá, despues
de haber comprometido la Iglesia, con la cual pro–
curan identificarse sus adeptos. La influencia jesuí–
tica jamas ha producido sino católicos falsos y exa–
jeraclos, ene1nigos de la Iglesia
y
de J.
0."
"Los jesuitas ejercieron tambien esta influencia fu–
nesta en los cantones católicos de Suiza: Tenian adep–
tos tan fervientes, que no tmnim·ou repres.entar á Ole–
mente XIV sobre su breve de abolieiem, y tuvo el Pa–
pa necesidad de toda su firmeza para imponerles si–
lencio. Continuaron los )esuitas en Suiza, como en
otras partes viviendo en sociedad, sin tomarse la pe–
na de disimular su resistencia
á
las órdenes pontificias.
En
1814,
el Obispo de -Lausana restableció la compa–
ñia como
el remedio mas eficaz r;ontra los males del siglo,