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§.
2<?
401.
Bneno será presentar á los lectores un 1ijero
resúmen del memorable
breve-Dominus ac Redemp–
tor
noster.
Empieza el Papa recomendando la necesi–
dad é importancia de la paz, y el esn1ero suyo en pro–
curarla desde el priucipio de su pontifica:do en la Igle–
sia cristiana, ya fu ese plantando y edificando para
consultar la quietud y tranquilidad, como arnmcando
y destruyendo, aunque fuese con grande sentimi ento
y dolor del corazon. I-Iace luego un ·gran elojio de
las órdenes regulares, y de la útiliclad que de ellas ha
recibido la Iglesia; pero observa al mismo tiempo,
que cuando no han producido los fn1tos para cuyo lo–
gro fueran instituidas,
y
antes bien perturbabau la
tranquilidad de los pueblos, la silla apostólica que las
había plantaao, tuvo despues que reducirlas
á
su pri–
mitiva austeridad, ó arrancarlas y disiparlas entera–
mente. Recuerda la conducta observada por varios
predecesores suyos, que prohibieren la fundacion de
nuevas órdenes, contra el importuno anhelo de los so–
licitantes; y la de otros pontífices que estinguieron
las ya ·establecidas, como Clemente V la órden mi–
litar de los tmnplarios; S. Pio V, la órden regular de
los humillados; Urbano VIII, la congregaciou de los
relijiosos conventuales reformados, y la órden regu–
lar S. Ambrosio y S. Bernabé; Inocencia X, la do S.
Basilio, y .la co11grcgacion de prebísteros regula:res
del buen
J
csus; Clemente IX, las tres órdenes regu–
lares, de los canÓIJ.igos de S.
J
01je
in Alga,
la de los
Gerónimos de
F iesoli
.y
la de los jesnatos, teniendo
por mas acertado, atenerse únicmnente
á
]as leyes
de la prudencia,
y
usar de su plenitud de potest:¡td,
que emplear el intrincado método ele los trúnütes ju–
diciales, evitando así las disputas
y
manejos de los in–
teresados.
Despues se espresa así--"Tenienclo
á
la vista estos
y
otros ejemplares,
y
deseando proceder con n.cierto,
no hemos omitido ningun trabajo para la exacta ave–
rigua.cion de to<Jo lo concerniente al oríjen, progreso ,