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amor
debido
áDioa, si nuestros autores no señalaban
tiempo,
el '
conoc· n, desechaban todo. lo tiempo ó
todos los instante que se les propo l ··t.n, <lejando :-\la
ventura, en abstracto el
cnmp~imiento
do
la obliga·
cion?
Vítestros autores son, padre mio,
reconvenía Pas·
cal,
los que se at1·even
á
decir, que el amor de Dios no es
necesario para la salracion.
Tenia razon: porque reco.
nociendo en pura t eoría el precepto
y
la consiguiente
obligacion de amar
á
Dios, lo dificultaban y casi lo
imposibilitaban en la práctica.
Ese mismo· padre Suarez, tan distinguido, ta.n doc.
to, tan
eximio,
á qu ien citaba el P. Daniel para con–
trad~cir
al señor
Pasea~
el P. Suarez, que al tratar
en su seccion H· de "si había precepto ele amar
á
Dios
sobre todas las cosas," dejó escrito, que "este precep–
to ha sido impuesto
á
todos los hombres,
y
que era
medio necesario para la salvacion," preguntando en
la seccion 3í;l
cuando obligaba este precepto
como afirma–
tivo, en cuanto importaba hacer acto ele amor, refe–
ría y examinaba una por una las opiniones ele los teó–
logos, y así clecia---"los que defienden que obliga to–
das las veof:?s que haya de
cumplirs~
otro precepto, lo
dice:u sin fhndamento probable, yerran. Los que se–
ñalan los días festivos, no dan razon alguna, yerran."
Rechaza ]as demas sentencias que ya hemos mencio–
nado; recon oce la obJigacion de cumplir el precepto,
cuando ocurriese una necesidad extrínseca, por ejem–
plo, si hubie e de administrar ó r ecibir nn sacramen–
to, el que tiene conciencia de _i)ecado mortal, y no se
confiesa porque no puede, 6 porque no quiere; y con–
cluye diciendo---"alguna vez obliga
per se
este pre–
cepto---el amor de Dios es
per se
necesario para la sal–
vacion---]a oportunidad del tiempo puede n1as bien
asignarse neg¡;¡Jiva que afirmativamente. Así como en
el pre-cepto de la restitucion hay debe· de no diferir–
la
muc.ho, pel'o no puede señalarse el primer instan–
te en que deba restituirse; de igual modo, clespues
del uso de ]a razon está obligado el hombre
á
no di–
ferir mucho el acto de amor de Dios, en especial cuan–
do lo r econoce por último fin.- --Despues del primer
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