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l~i-

pezando por el Oárdenal Belarmino, que

espresamen~

te han en eñado, que los hombres d(fben am8x á Dios,

y

que Suarez, uno de ellos ha empleado

b

espresion

~--".este

amor es medio necesario para la salvacion"

~--hujusmodi

dilectio es[ medium necesarium ad salu–

tem.

(270)

Por cierto que el señm· Pascal y los amigos que le

ayudaban en su trabajo, no barian á los padres jesui–

tas la injuria de imputarles, que por sistema y en tér–

minos formales sentáran la proposicion---no

hay nece–

sidad de amar

á

Dios para salvarse.

Qu'enes leyeran el

tratado

de chariiate

en las obras de esos padres, no po–

dían dejar de ver reconocida la o'bligacion y la nece–

sidad·de amar

á

Dios, cuando consagraban un capítu–

lo ó seccion para tratar ·de, si habria precepto de ama:;.·

á

Dios: nadie aguardaba po1· cierto, que los teólogos

jesuitas contestasen negativamente. Pascal y sus ami–

gos fundaban su juicio y reconvencion á dichos pa–

dres, en otro capítülo ó seccion donde preguntaban,

cuando obligaría este precepto. Sea norabuena, que

rechasen la opinion de aquellos, que reservan pa–

ra la hora de la muerte la obligacion de cumplir

-ese precepto, como si entonces únicamente ligára,

y que rechasen igualmente la de los que juzgan,

que basta un acto solo en la vida para cumplir el

precepto; pero como no designan. tiempo alguno,

y

como de tal suerte parecen convenidos en ·desechar

toda opinion, diciendo---no obliga eu el primer uso de

la razon; no en cada día de fiesta; no al recibir un

adulto el bautismo; no cuando hay que recibir la eu–

caristía; no cuando hay que acometer una empresa

grande y dificil, como el martirio; no al recibir de

Dios un gran beneficio;. no cuando se oye blasfemar;

no en las tentaciones graves; no en artículo de muerte,

no habiendo conciencia de pecado mortal, aunque la

contraria es bastante probable; no en eada año, por

que esto

seria muy duro ........

.

¿de doctores que se es–

presaban así, habría sido temeridad pensar, que

se

atrevían

á

decir, que el amor de Dios no era necesario

pa–

ra la salvacion?

¿Cuándo

t~ndria

lugar ese acto del