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que pudieran pasar
á
los Regulares de la observancia de
San Francisco
ó
á
los Capuchinos.
9. El mismo Papa Urbano
VIII,
por otras letras
suyas expedidas en igual forma de Breve
á
2 de Diciem–
bre de 1643, suprimió perpetuamente, extinguió y abolió
la orden regu lar de San Ambrosio
y
San Bernabé
ad ne–
mus;
y sometió los regulares de la sobredicha orden su–
primida
á
la jurisdiccion y correccion de los Ordinarios
locales, concediéndoles licencia para pasar
á
otras orde–
nes RegularE\s aprobadas por la Silla Apostólica; la cual
eupresion confirmó solemnemente el Papa Inocencia X,
también predecesor nuestro, de venerable memoria, por
sus letras expedidas con el sello de plomo,
á
primero de
Abril, aiio de la Encarnacion del señor 1645; y adem:;ts
de esto secularizó los Beneficios, casas y monasterios de
la sobredicha orden, que antes eran Regulares, y declaró
que en lo sucesivo debían ser y fuesen Seculares.
10. Y el mismo Inocencia X, predecesor nuestro,
por sus letras expedidas en igual forma de Breve á 16
de Marzo de 1645, por las grandes disensiones que se
habían suscitado entre los Regulares de la orden de po–
bres de la madre de Dios de Jas Escuelas Pias, sin em–
bargo de que esta orden regular, despues de un
ma.iu–ro exámen, había sido aprobada solemnemente por
el Pa–
pa Gregario XV, predecesor nuestro, la redujo
á
simple
congregacion, sin la obligacion de hacer voto alguno en
ella, á imitacion del instituto de la congregacion de los
Presbíteros Seculares del Oratorio de San Felipb Neri,
establecida en la Iglesia de Santa Maria
in Vallicella
de
Roma, y concedió á los Regulares de dicha orden redu–
cida ya á Congreg:wion, que pudiesen pasar á cualquiera
orden aprobada, prohibiéndoles que admitiesen novicios,
y que profesasen los que estaban admitidos; y finalmente
transfirió del todo
á
los Ordinarios locales la superiori–
rlad, y jurisdiccion que residía en el 1VIinístro General,
Visitadores, y demas Superiores de ella: todas las cuales
cosas tuvieron efecto por algunos años, hasta que deR–
pues, habiendo conocido esta Silla Apostólica la utitiliclad
del sobredicho instituto, la restituyó á la forma primitiva
de los votos solemnes,
y
la volvió á erigir en orden regu–
lar perfecta.
11 El mismo InocJncio X, predecesor nuestro, por
otras semejantes letras
expedidas~
tambien en fofma d()