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en Cristo guardasen con diligente cuidado la unidad de

espíritu, con el vínculo de la paz, y fuesen un cuerpo y

un espiritu, así como son llamados bajo de una misma es–

peranza

á

la misma vocacion, la cual de ningun modo pue–

de alcanzarse, sino se corre á ella, como dice San Gre–

gario el Grande, unidamente con los prójimos.

2.

Este mismo ministerio y palabra de la reconci–

liacion, queDios nos ha confiado, trajimos

á

la memoria

con mayor razon, al punto que fuimos elevados á esta Si–

lla de San Pedro, sin ningunos méritos nuestros; le hemos

tenido presente de día y de noche y conservándole profun–

damente grabado en el corazon, procuramos hacer todos

nuestros esfuerzos, para cumplir con él, implorando con–

tinuamente á este fin el auxilio divino, para que Dios se

dignase inspirarnos y á todo el rebaño del Señor, el deseo

y

los medios de tener la paz

y

mostrarnos el camino mas

seguro

y

mas sólido para conseguirla. Pues sabiendo muy

bien que hemos sido constituidos .por la divina providen–

cia sobre las Naciones

y

los Reinos,

á

fin de que, para

cultivar la viña del Señor y conservar el edificio de la reli–

gion cristiana, cuya piedra angular es Cristo, arranque–

mos, destruyamos, desechemos, disipemos, edifiquemos

y

plantemos, siempre hemos estado en el ánimo y firme

voluntad, de que asi como hemos juzgado que nada de–

bíamos omitir de lo que plantando y edificando fuese útil

para la quietud

y

tranquilidad de la cristiandad, así

igualmente, por pedirlo el mismo vínculo de la caridad

mútua,debiamos estar prontos y dispuestos para arrancar

y

destruir cualquiera cosa, por mas apetecida

y

agra–

dable que nos fuese, y de la cual no pudie¡;.emos

carecer,

sin grandísimo sentimiento

y

dólor de nuestro

cora7.on.

3. No es dudable que entre las cosas que

ayudan

mucho

á

conseguir el bien y la felieidad de la Repúbli–

ca Católica, merecen casi el primer lugar ]as Ordenes

regulares, pues de ellas ha dimanado en todos tiempos

á la Iglesia de Cristo grandisimo decoro, defensa y utili–

dad; por cuya razon esta Silla Apóstolica, no solo las

aprobó

y

fomentó con sus favores, sinó que tambien las

enriqueció con muchos beneficios, esenciones, privilegios

y

facultades para que con esto se excitáran

é

in:flamáran

mas

y

mas,

R

promover la piedad

y

religion, á introducir

con la predicacion

y

ejemplo las buenas costumbres en

los

pueblos -¡á que se conservára

y

confirmárt\ entre los