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lo testifican. ¡Cuántas obras de misericordia
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ha
~producido
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el Evangelio
l
¡Cuántas restituciones, cuántas reparaciones no
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ha procurado la Confesion entre los católicos (1)
t
»
Al protes–
tan te renegado no le iba en zaga el Filosofo de :Fernei : en clifec
rentes pasajes Voltaire se hacia panegirista de la confesíon
sacra~
mental.
«
Tal vez no hay institucion mas útil :
decia.
La mayor
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parte de los hombres despues de haber cometido grandes cri–
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menes, naturalmente se sienten atormentados del remordí–
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miento. Si sobre la tierra hay algo que les consuele, es el poder
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reconciliarse con Dios
y
consigo mismo. Los legisladores
pag·a~
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nos que establecieron los nüsterios y las expiaciones, quisieron
>>
evitar que los culpables se entregasen á la desesperacion. -
La
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Confesion (en el catolicismo) es una cosa excelente, un freno
»
para los crímenes inveterados ..
~
Nosotros hemos
imitado
y san–
»
tificado esta sabia práctica, que es muy buena para compeler
á
>>
los corazones ulcerados por el odio á que perdonen,
y
para
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hacer que los ladrones devuelvan lo que hayan usurpado á su
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próximo. -
Los enemigos de la Iglesia Romana, que han com–
»
batido una institucion tan saludable, han querido quitar á los
, hombres el freno mayor que puede ponerse á sus crímenes. Los
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mismos sábios de la antigüedad eonocieron su importancia, y si
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no pudieron imponerla como un deber á todos los hombres,
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establecieron su práctica para los que aspiraban á una vida mas
»
pura (2).
»
La razon filosofica de estas ventajas sociales de la confesion sa–
cramental os la dará el nuevo Ciceron del
Catolicismo~
el sabio
M. Nicolás.
«
Son de tal naturaleza nuestros lazos en la sociedad
(dice), que no hay una sola de nuestras faltas que no se componga
de perjuicios causados á
n~estros
semejantes y que no constituya á
nuestro rededor como un círculo de injusticias mas
ó
menos
(1)
Emilio,
tom. III, c. r,
IY,
pag. 42, edic.
de Lecoin le,
1829. -· (2) Voltaire,
Remrwque.~
sur
Olympie,
-
Dicrion.
~los
- Anal.
if.elimper,