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abrigase el odio

y

desesperacion de Judas

y

la

i~piedad

del

ma~

la–

dron? dispensándolos de manifestar sus disposiciones y sus crímenes

con sus cargos inherentes por la confesion! ¿Es esta la mision que

el Padre dió á su hijo Jesucristo?

y

este

á

sus apostoles

;-6

seria tal

vez que ni uno ni otros recibieron mision ni facultad alguna de

perdonar

y

retener los pecados? No ha leido el Evangelio quien ase–

vere, que el Hombre,Dios no exigió

ninguna especie

ele confesion

de los pecadores antes de perdonarles sus pecados? ó que haya fa–

cultado

á

sus ministros para absolverlos ó retenerlos arbitraria–

mente, sin saber lo que absuelven ó retienen (1).

Con respecto

á

la naturaleza de este santo Sacramento ó

á

sus

partes constituyentes? la razon queda suspensa en agradable admi-_

racion al contemplar la sabiduría

divi~a

que brilla en su institu–

cion. V

é

que el hombre ingrato? rebelde y ofensor de la alta ma- .

jestad de Dios digna de todo respeto

y

amor? es objeto de sus

miradas compasivas; considera como se le abre el seno de la

di~

vina misericordia y de eterno proscrito pasa

á

ser considerado

y

rehabilitado en los títulos honoríficos de hjjo de Dios y coheredero

de su gloria., desde luego que se le ve abrazar la

penitencia.,

y

al

contemplar todo esto, la razon humana empieza

á

conocer su di–

gnídad, que la relaciona con el mismo Ser supremo. •La_grandiosa

generosidad de Dios en olvidar

y

perdonarle al hombre aun sus

mas atroces injurias y conmutarle las sempiternas torturas, á que

se babia hecho acreedor., en una pena temporal, solo por verle im–

plorar en la humillacion

y

el arrepentimiento los méritos de la re–

den~ion

del Salvador y empeñarse

á

fuer de · agradecido en satisfa–

cer de algun modo expiatorio

á

la Majestad y al Amor

o~endidos,

esa reconciliacion de la

criatur~

con el Criador, ese osculo de paz

de la justicia con la misericordia, ese conato del delincuente en cas–

tigar en sí el crímen perpetrado., empezando por detestarlo.

y'

a~~r-

(1) Vease el cap.

v, vi y

siguientes de esta obra.