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los fieles, aunCJlJ-e se queja de que algunos tibios lo hacían
de pura
costumbre,
por cuya sacril'ega recepcion el Señor babia castigado
á
diferentes provincias, especialmente en aquellos dias, con terrible
mortandad
(f).
Nada mas frecuente en la Vida de San Bernardo, escrita por los
monjes sus compañeros, que la conversion de los pecadores por el
Santo ·en todas las naciones que recorrió. Entre ellas es célebre la
de Arnulfo Mayorca, noble padr·e de familia
y
natural de Flandes
en los Paises Baj-os. Confesándose con grandes lagrimas de gravisi–
mos pecados, San Bernardo le dijo :
Hijo, en penitencia solo reza–
rás por tres veces la oracion del Padre nuestro.-
«
Padre Santo,
contestó Arnulfo afligido, no te burles de este pecador.
»
-Y San:
Bernardo le replicó :
¿En qué cosa me burlo?
-
«
Padre mio, repu–
»
so Arnulfo, siete ó diez años de ayunos practicados en la auste–
»
ridad del saco y la ceniza no serian suficientes para expiar mis
»
grandes culpas : ¿cómo pues me impones solo el rezo de tres
)>
Padre nuestro?
·»
Esto sera suficiente,
concluyó el Santo,
si tú,
como me prometes, perseveras en la vida religiosa en mi monasterio.
.¿Te parece esto poca penitencia
(2)
?
En fin San Bernardo frecuentaba muy
á
menudo el sacramento
de la Contesion. Ya desde el siglo v y vi los monjes discipulos de
San Paladio y San Benito se confesaban cada ocho dias ó muchas
veces á la semana. En los Monasterios del Cister, en el de Claraval
y en otros setenta, que fundó San Bernardo,
lo frecuentaban
él
y
sus monjes
despues de Maitines
los mas de los dias, como dice
Gilberto Abad ·contemporaneo al Santo,
aun por las culpas mas
leves
(3) ; y en la hora de la muerte San Bernardo
entregó su espiritu
al Criador despues de haber hecho una buena confesion,
dicen los
citados historiadores de su vida (4).
(i)
Oper.,
tom. TI.
Patrol.
CLXXXIIt-
col. 2H. -
(2)
In Vita,
lib. VII, c.
xxu.
Patrol., t.
CLXXXV, col.
434. -
(3)
Serm.
23
in Cantic. Opuse.
S.
Bern.,
t.
III.
Pat1·ol.,
t.
CLXXXIV,
col. :120. ._ (4)
In Vita,
ibid. cap.
xxvm.