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suministra, unos son bautizados, otros son reconciliados
ó
absuel–
»
tos,
y
nadie se ve defraudado de la comunion del Cuerpo del Se–
»
ñor
(1).
»
La confesion auricular era mas
ó
menos frecuentada en el si–
glo v, cuya historia nos ocupa, á proporcion de la frecuencia de la
comunion eucarística. En muchas naciones catolicas perseveraba
todavía la conmnion diaria, como lo testifican San Jeronimo, San
Agustín, San Cromacio, Genp.adio
y
otros,
y
entonces las concien–
cias puras, siempre desconfiadas de su propio dic.tamen, iban fre–
cuentisimamente
á
limpiarse, con las saludables aguas de la Peni–
tencia, del polvo mundano., que inevitablemente se contrae en esta
peregrinacion. Por los años de 448 San Servano, discípulo de San
Paladio"~
fundó un Monasterio llamado de Kil-Ros en la Escocia, en–
tre cuyas observancias se nota la frecuencia de
~a
confesion sacra–
mental en cada Domingo.
«
Despues de los Maitines rezados en la
media noche, los monjes hacían una hora de examen de concien–
cia,
y
concluido este se acercaban verdaderamente con1pungidos
á
su Padre espiritual,
y
le confesaban hasta sus mas secretos pensa–
mientos,
y
en todo se sujetaban á su direccion (2).
>>
Con esta lau–
dable costumbre se santificaron el expresado San Paladio, San Ser–
vano, San Kentigerno vulgarmente llamado, San Mungo
y
otros
varones ilustres en virtudes, que florecieron en aquel Monasterio. ·
La privacion de esa frecuencia de sacramentos era lo que lloraban
los fieles de Africa, cuando por decreto del impio Hunerico rey de
los Vandalos eran trasportadós al destierro sus Obispos y Sacer–
dotes.
«
A quienes nos dejais desgraciados de nosotros (les decia
) aquella multitud de piadosos cristianos ahogados en el llanto), á
»
quienes nos recomendais, ahora que v;lis
á
poseer las coronas?
»
¿Quién bautizará á estos nuestros infantes con las fuentes del
) agua perenne? ¿Quién nos administrará el sacramento de la Pe-
(i) S. August.
Epist.
i80
ad ·Honoratttm.
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(2)
Ordo Monast. ·in veteri Scotice
Monast.
Ap.
Patrol. ,
tom. LIX, col. oü3.