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rá muy luego desvanecido por la fuerza irresistible de los hechos

positivos, que en grande abundancia nos ha conservado la historia

verídica de esos primeros siglos,

á

pesar de que el transcurso

y

los

azares de tiempos tan dilatados han cegado en gran parte sus fuen–

tes cristalinas. Procedamos con órden crónologico.

Las palabras del Salvador de los hombres, en que prescribía

la

Penitencia para la

rerr~:ision

de los pecádos,

y _con las cuales autori–

zaba á los Sacerdotes para esta grande

y

bénéfica operacion, no po–

dían quedar desapercebidas y esteriles en . el cristianismo; y los

Apostoles que habían recibido el mandato de promulgar á las na–

ciones esta admirable institucion, fueron los primeros que recogie–

ron sus frutos. Hemos visto la copia de

creyentes,

que arrepentidos

de susestravios, con motivo de la predicacion y las maravillas deSan

Pablo en Efeso, acudían

á

confesar sus pecados

con el Apostol

y

sus

conministros del Evangelio. Años despues visitaba las Iglesias del

Asia el Apostol y Evangelista San Juan,

y

era en una ciudad no

muy distante de Efeso donde ha1ló á un jóven cuyas virtudes y fe–

lices disposiciones le prometían

la~

mas bellas esperanzas. Al au–

sentarse ·el Santo lo dejó recomendadó con el mayor interesal Obis–

po, para que cuidase de su aprovechamiento. Poco. despues de

recibido el bautismo y la confirmacion, la fogosidad de las pa–

siones juveniles le hizo olvidar los consejos paternales de su Apos- ·

tol y de su angel de guarda, y se fugó con otros jóvenes corrompidos

á

formar una

cu~drilla

de foragidos armados, declarándose su jefe.

Al regresar San Juan á esta

ciuda~,

y

al oir que su recomendado

jóven estaba en la montaña· capitaneando ladrones, la amargura

ahogó su corazon,

y

sin dar ·tregua á su celo aposto1ico montó á

caballo con un guia,

y

penetró. la selva en donde se hallaba. En

cuanto halló las primeras avanzadas de los foragidos, que se dispo–

nian para apresarle, dijo con una voz fortísima : «He venido aquí

á

proposito: traedme á vuestro jefe. )) Este le esperaba completa–

mente armado: p.ero en cuanto vió, que era San Juan , su antiguo

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