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-!54-

ciosa de la gracia.

Acabamos de recorrer los espacios preciosos del

siglo

1

del cristianismo; y aparece en ellos esa institucion moraliza–

dora y salvadora con toda aquella importancia, requisitos y benefi–

cos efectos, que en nuestro siglo xtx, como en todo tiempo predica

y enseña la Iglesia catolica.

¡Qué

elocuente testimonio de su veraci-:

dad

t

El Dr. De Sanctis, apesar de sus ofrecimientos, enmudece re–

lativamente á este primer siglo; su

historia

y su

patrología

no

alcanzan

á

esa época remotisima, que enlaza la palabra de Dios

predicada

por Jesucristo y sus Apos toles, con la palabra de Dios en–

señada por su Vicario y demas pastores, que constituye la verdadera

tradicion divina-aJJOstolica

Los Padres del siglo n del cristianismo recibieron este legado di–

vino de los discípulos de los Apostoles

y

lo trascribieron en sus

libros y en las telas del corazon de la Esposa santa de Jesus, para

que sus ministros sucesivamente lo trasmitiesen

á

la posteridad.

Cumplía con este deber San Meliton, Obispo de Sárdica en el Asia,

cuando instruyendo á los fieles en la intelígencia de estas expresivas

palabras del ¡Salvador á San Pedro -

á

ti te daré las llaves del

reino de los cielos,

les decia:

«

Las llaves significan,

y

la explana-

»

cion de las sagradas Escrituras, ya la potestad de atar y absolver,

»

esto es, el derecho

y

autoridad de introducir á los pecadores

á

»

la vida,

ó

de excluirlos de ella para la muerte (

f) :

»

y con esto

les recordaba que era el sacramento de la

~onfesion

la institucion

divina, en que los Sacerdotes ejercían esos admirables poderes. Era

_

conocido tambien en Francia esta tribunal por aquellos primeros

tiempos,

y

San Ireneo, Obispo de Leon en siglo dicho nos hace

saber., que con frecuencia acudían á él los penitentes para alcanzar

perdon de sus pecados. «Ciertos de los herejes Valentinianos (dice

»

este Santo Padre), llegaron

á

corromper ocultamente

á

los mu-

(f.)

«

Tibi dabo claves regni cmlorum:

Clavis est apertio sacrarum scripturarum,

vel potestas ligandi atque solvendi, seu jus introducendi ad vitam, sive excludendi

ad mortem.

>1

In fragment. lihri

Clavis,

S. Melit.

A

p.,

Patrol. grcec.,

t. III, col. 987.