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milde
postrándonos
á
sus pies no solo con el cuerpo') sí que tambien
c.onel corazon,
y
recibiendo sin replica la correccion.
Confesion
obediente
aceptando con sumision la penitencia que nos impusie–
ran.
Confesion mandada
por Dios y
necesaria
para la eterna salva...
cion, ·sin la cual perecieran como los que se rebelaron contra
Moises. Y finalmente confesarse al sacerdote es confesarse á Dios,
de dond.e resulta la obligacion del sigilo sacramental.
Parece, que el Santo Pontifiée no tubo la plena consolación de
que todos los delincuentes en el cisma se hubiesen convertido por
medio de su
poderosísima Epístola,
como la llama S. lreneo, y hu–
biesen acudido al asilo salvador de la Confesion sacramental. Y es
tal vez por esto, que el celoso Pastor supremo les escrjbió otra
Epístola, en que los vuelve
á
apremiar en esta forma :
«
Mientras
»
nos hallamos en este mundo, convirtámonos de todo corazon,
»
renunciando al mal que hemos hecho, para obtener de Dios la
>>
salvacion, mientras tenemos tiempo para hacer penitencia. Porque
»
despues de haber salido de este mundo, no podremos ya
coN~.EsAR»
Nos, ni hacer penitencia en el lugar en que nos halláremos (1).
»
Concuerda perfectamente con este documento la Epístola de San
Bernabé Apostol, uno de los 72 discípulos ·de Jesucristo y colabora–
dor
y
socio de San Pablo en la predicacion') cuya Epistola, aunque
no fué admitida en el canon de las Sagradas Escrituras, en cuyo único
sentido San Jeronimo y el Papa San Gelasio la llámaron
apócrifa,
fué reconocida
y
citada sin embargo como parto genuino del Santo
Apostol muy
úti-l
y
edificante en la Iglesia,
por los Padres de ella
Clemente Alejandrino, Origenes, San Gregorio Nacianzeno, San Je–
ronimo y otros antiguos, y vindicada apologeticamente con respec..
(i} ((
Quamdiu sumus in hoc mundo, de malis qure in carne gessimus, ex toto
»
corde resipiscamus ut
a
Domino salvemur, dum habemus tempus poonitenti<B.
>'
Postquam enim
é
mundo migraverimus, non amplius possumus ibi
CONFITERI,
»
aut poonitentiam adhuc agere.
»
Evíst. ll S. Clem. Rom., c.
vmJ
Veanse las
pruebas
y
la vindicacion de la.genuinidad de esta segunda Epístola de S. Clemente
á
los Corintios en la
Patrol. grcec.,
t. I, col. 184.