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mos recuerdos,

que el Salvador dió á los Apostoles en la última

cena

y

en la noche de la resurreccion, por los cuales estos son de–

clarados

jueces

en orden

á

la remision de los pecados, en cuyo tri–

bunal no solo debían presentarse

los mudos,

si que tambien todo

penitente, que no tiene impedimento en el organo verbal, el cual

para ser legal

y

racionalmente juzgado

debia hacer su confesion.

Esta sola prevision debía contener la pluma de nuestro Doctor al

escribir estas palabras -

la confesion de los pecados al Sacerdote,

que ordena la Iglesia romana? no tiene fundamento en la palabra de

Dios,

á

fin de no verse expuesta

á

la degradacion. La confesion de

los pecados está encarnada y entrañada en la misma naturaleza de

la institucion evangelica. No hay

juicio

justo

y

legal sin conoci–

mientos de causa : no hay remision de pecados sin confesion.

Esto,

y

nada mas que esto

recordaba

compendiosamente el Sal–

vador

á

los Apostoles antes de subir al cielo por estas relatadas pala–

bras de San Lucas en el cap. 24. :

Convíene predicar la penitencia

y

la remision de pecados>

á

todas las gentes:

porque esta remision de

pecados debía darse á los que hacen penitencia por aquellos, que el

mismo Salvador había previamente autorizado al efecto:

y

estos,

segun el Evangelio de San Juan,

~on

los Apostoles

y

los Obispos

y

Sacerdotes sus sucesores. No era entonces la vez de hacer

especial

recuerdo

de la confesion : el recuerdo se cumplía

con remitirlos

(como lo hizo)

á

las Escrituras; de las cuales,

por confesion de nu ..

estro adversario,

nunca quiso separarse el Salvador.

El precepto

divino de la confesion de los pecados al sacerdote se halla l'epetido

con frecuencia

y

de un modo terminante en los Libros sagrados, co–

mo hemos demostrado en el capitulo primero; su observancia esta–

ba vigente en el pueblo de Dios hasta los tiempos de Jesucristo. El

Salvador no hizo mas que perfeccionar este rito penitencial,

y

au–

torizar al efecto

a

los Sacerdotes evangelicos de una manera mas

sublime

y

ventajosa. No era· pues necesario, que se extendiese en

largos discursos sobre una- práctica conocida ·y "frecuentada.