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necesidad de que preceda á la recepcion de la extrema

uncion~

y

por consiguiente tambien

á

la eucaristía

y

á los demas sacramentos

de vivos, que exigen el estado de gracia; ·

y

las palabras imperato–

rias, que indican una autorizacion soberana de promulgarlas -

Confesad

vue~tros

pecados uno

á

otro.

A todas esas luces cierra los ojos la obsecacion protestante,

y

persiste en su entonacion

fastidios~

-

La confesion que ordena la

Iglesia romana,

no tiene fitndamento eh la palabra de Dios:

son los

Padres, son los sacerdotes católicos los que la 4an inventado por su

interes:

Los Apostoles jamas han hablado de ella

~n

sus Epistolas.

¡Qué

t

¿Dejaba de ser Apostol el evangelista San Juan cuando es–

cribía su primera carta

á

los primitivos fieles? Pues bien: Oigase lo

que les decia :

«

Os escribimos estas cosas á fin de que vivais con

>>

alegria,

y

que vuestra alegria sea

perfecta~

Lo que aprendimos

»

de Jesucristo,

y

lo que os enseñamos, es, que si decimos, que es–

»

tamos sin pecados, nos

eng~ñamos

á

nosotros mismos,

y

la verdad

»

no está en nosotros: pero si CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, él es

»

fiel

y

justa para PERDONARNOSLos,

y

para purificarnos

de toda

>>

iniquidad

(

1).

»

¿

A quiénes debemos confesar nuestros peca–

dos?¿ Cuáles son los autorizados por el Hombre-Dios en la tierra

,para que en su nombre nos los perdonen? San

Ju~n

se remitía á la

institucion de Jesucristo que él mismo dejaba escrita en su Evan–

g~lio:

«

Como el Padre me envió, dijo Jesus

~

sus 'Apostoles, así

·»

Yo tambien os envio. Recibid al Espíritu Santo:

A

aquellos á

»

quienes les perdonáreis los pecados, perdonados les serán;

y

á los

»

que

SE¡

los retubiereis, retenidos les serán (2).

>)

La economía di–

vina cerca de la remision de los pecados en el cristianismo era pues

invariable á'la par que no.toria. San Juan no podia enseñar doctrinas

contradictorias, porque al escr.ibir su Evangelio

y

sus Epístolas te–

nia la asistencia del Espíritu de verdad,

y

sabia que el Salvador de

(!)

Epist. 1 Joan ., c. r; vv.

4,

8 et 9. -

(2) Joan., c. xx, v. 2{

1

etc.

,.