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S. Pedro decia
á
Simon·Mago, ya bautizado
é
incurso en la simo–
nía :
Hctz penitencia de esta maldad cometida
(
1) ; cuando San
Pablo escribía
á
los cristianos de Corinto :
Me alegro porque mi
carta ós contristó hasta el punto de excitaros
(t
la penitencia : puesto
que el arrepentimiento que es segun Dios, induce
á
la penitencia para
conseguir la salud estable
(2);
cuando
S~
Juan, de orden
y
en
nombre de Jesucristo, escr!b}a al obispo de Efeso :
Tengo un cargo
contra tí_, porque has perdido tu caridad JJrimera. Mira pues
ele
donde
has caido_,
y
haz penitencia,
y
vuelve
á
practicar las obras primitivas ;;·
porque si no hicieres
penitencia~
te removeré del candelero en que
·
estás;
y
cuando añadía al obispo de Pergamo :
Haz penitencia de
tus escándalos-' ele .. otra suerte venclré contra tí con la espada
(3) ;
en estos
y
semejantes casos se · les mandaba
á
esos pecadores
la
con{esion
como parte constituyente de
la penitencia.
Las palabras
de San Pedro dirigidas
á
todos los .
fie~es
:
«
Dios tolera con pa–
»
ciencia., porque no quiere que perezca ninguno de vosotros,
sino
>>
que todos vuelvan
á
la penitencia
(
4);
>>
equivalían
á
estas de
Santiago : ·
«
Llamad
á
los presbíteros
y
confesad vuestros pecados,
»
uno
á
otro,
y
rogad mutuamente para que os salveis (5).
>>
De aquí ha venido la costumbre antiquísima en la Iglesia ele Üamar
á
·este santo sacramento por antonomasia
la Confesion, la Peniten–
cia.
En vista de lo expuesto hasta aquí juzgue todo imparcial, si el
Dr. De Sanctis podía decir con razon
y
justicia:- La confesion que
ordena la Iglesia romana., no tiene fundamento en la palabra de
Dios.
- Es este el lugar en que, si bien
á
pesar nuestro hemos de volve_r
á
entrar en lucha con el Sr. V. Aunque este Señor hace repetidas
veqes la profesion de fe en el dogma del santo sacramento de la Pe–
nitencia, cual se halla definido por el Concilio Tridentino; emite
sin embargo ciertas pr.oposiciones, que destruyen su naturaleza y
(i) 'Actor., c. vm, v.
22. -
(2)
2 Cor., c. vn, v. 8, 9 et
iü, -
(3)
Apoc. c. u.–
(4·)
2
Petr., c. m, v. 9.
-(o)
Jaü.
1
c. v.