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una fe llamada así ó :ficción meramen·
te fantástica, la que podía tener buenos
efectos en los males que dependen de la
imaginación; pero no en los morbos rea–
les que tienen su asiento ó raíz en el or–
ganismo alterado ó lesionado.
¿Cómo podría ser eficaz esta :ficción
en quien conciba, aunque vi-vamente,
cortar una fiebre ó cerrar una úlcera
gangrenada?
La fe que en Lurdes opera los estu–
pendos prodigios innegables y eviden–
tes, no es la fantasía de los
sugestionis–
tas;
es la verdadel'a, sobrenatural, en
Dios y en la intercesión de la Virgen
cerca del Todopoderosoivi· es la fe de Pe–
dro de Rudder, la fe de
aría Luisa Ho–
reanx, que en un abrir y cerrar de ojos
recompone al primero una pierna que–
brada hace ocho años
y
devuelve á la se–
gunda sus ojos;quemados hace dos años.
AtribNír estos portentos al efecto de
una fe imaginaria, es prueba, no de ra–
zón que raciocina sino de razón deli–
rante.
Lo mismo debe decirse de lct sugestión
en general,
y
de la hipnosis. Pongamos
ésta de lado, pues como la misma pa–
labra significa, supone el sueño, por
cuanto hipnotizar quiere decir adorme–
cer. Ahora en Lurdes ó fuera de Lurdes
los que consiguen las curaciones nume–
rosas no duermen sino que velan muy