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Y el señor Oharcot, puesto entre la es–
pada
y
la pared, ¿qué ha replicado? "Es
cierto: nuestra ciencia no puede dar la
razón de esto. La causa de tales efectos
es todavía
ininteligible.
Pero con el pro–
greso de los estudios ésta se descubrirá.
La ciencia no ha dicho aún la última
palabra."
Por consiguiente el maestro más en–
comiado de la ciencia negadora del mi–
lagro está obligado á tener que alegar
lo
ininteligible
como causa científica de
un efecto que pretende ser natural. Pe–
ro¿ qué pensar de una ciencia que tiene
por su razón apodíctica y final la igno–
rancia?
¿Y no saldrá nunca de esta ignor-an–
cia? ¿Podrá ella decirnos la última pa–
labra que demuestre científicamente na–
tural lo sobrenatural? Ko es posible.
E:milio Zola ha refutado victoriosamen–
te
á Oharcot y con Charcot se ha refuta–
do á la vez, á sí mismo y á la crítica (le
su novela: afirmando que las curaciones
instantáneas de males que alteran los
órganos y los tejidos, por sólo ser ins–
tantáneas, so
n sobrenaturales.
'·La
na–
ttu'e ne 1·epa·re
q1.tep1·og1·esivement ses
b1·eches.
·
Como en el reino vegetal, así en el ani–
mal, es ley fija
y
constante de la natu–
raleza obrar por grados tanto en la for-