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cultos, i>f?,to es de idolatni.r;
];1
libertad de la prenRll, i>slo es ele
ultraja,r; la, libertad de
enst~n;111za,
esto es del error; la libertad
de a;;ociacion ó
Ja
libertad del mal bajo todas sus formn,s.
Geranlo.-¿Quién no se alégrará al Yer que el siglo de las
luces, es tamhíen el siglo del lil>eralismo, ésto es, de la libert:Ld
bajo todas i;us formas?
Eliseo-Amigo,
una, cosa son las palabras, otra cosa son
los hechos; yo siempre creo ma.s á los h Jchos que á lns paJabrns.
A nombre de la libertad se ha clespojaclo á
111
Sa,nta Sede de sus
posesione seculares, se han confiscado los bienes
y
las propie–
chdes de las corporaciones religiosas y se han suprimido sus
casfl.s genera.licias, se ha dispersado
á
fas vírgenes del Scüor,
y
se han cerrado las escuelas
y
las instituciones, qne eran la glo–
ria de Italia; parn esos libedicidas la fuerza es sinónimo de de–
recho.
l
n pequeüo E stado, situad
o en tl centro de Europa, y
qni> se ennmece de ser el asilo de la liberta.el, demuestra que el
ckspotismo mas tiránico puede ocultarse ha.jo esta palabra do
cloble sentido. Llamando en su ayuda algunos discípulos de
CalYino, hau dado la mano á los incrédulos, para organizar eu
Ginebra un cisma. E spulsar á los obispos, llevar delante de los
tribunales
ií
los pastores legítimos, clespues ele haberlos arroja–
do de sus iglesia.s, imponer por fuerza á toda clase de ciudadit–
nos leyes
y
constituciones rdigiosas; tales son, en Soleure co–
mo en Gini>bra, hts lrn.zaüas ele estos
hombr~s .
que se llaman
los apüstoles de la tolerancia. Procuran desplegar la teoría
pagana ele los Césares de Roma, sobre la oprnsion de las con–
ciencias por el Estado, confundiendo el órdcn espiritual con el
érd en temporal. A fin de engaüar mejor á los simples, dicen:
Querémos
á
la Iglesia libre en Estado libre;
y
por todas partes
clonden triunfan, su primer cuidado es instalar á la Iglesia es–
clava en un Estado déspota. L os tirnnos de la Suiza imitan
á
sns dign0s precursores de la Revolucion Fraucesa, qne cerra–
ban ln,s Iglesias, clesterrnban
á
los sacerdotes,
y
d.<tban
á
los
católicos le eleccion ele ht apostasía
ó
la muerte. En Prusia
Yernos la órdenes morn1sticas perseguidas. los obispo<> de po–
jados del poder mas esencial
á
sn cargo, el de nombrar pasto –
res de las almas,
y
los funcionarios civiles se arrogan el derecho
ele reglament11r la educacion de los eclesiásticos. Contra la ti–
ranía acaba de elevarse la robusta yoz del anciano Pontífice
Pio lX sobre todas las consideracil)nes humanas, para. hacer
oir
ít
lus mas soberbios potentados como á los mas humildes
úel s el lenguaje de la justicia
y
de la verdad.
Gerardo .-Amigo,
no puedo oir hablar contra la re>olncion
francesa, pnes vos sabeis que en ella se pusieron en pníctica