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tas, hay un püebio nil.sei'able á quien en su generalidad falta lo

principal: el sentimiento del deber, el consuelo de la religion

y

la esperanza del cielo. La

Co1n11inne

de París ha manifesta–

do que se puede ser muy infeliz en realidao pa.reciendo muy di–

choso,

y

que se puede ser

muy

bárbaro en el fondo pareciendo

exteriormente muy civilizado.

Gcmrdo.-¿Pretendeis acaso que

la

moderna civilizacion

sea fanática?

Eliseo.-Léjos de .mi tal despropósito: entiéndese por fana–

tismo, tomado en su acepcion ma.s lata una viva -exalta,cion del

ánimo fuertemente señoreado pol' alguna opinion ó falsa ó exa–

:gerad:a:

bien observado no es mas que el sentimiento religioso ex–

traviado. Es este sentido puedo llamar fanáticos tristemente a–

lucinados á los adoradores de la civilizacion puramente

ro¡¡

te–

rial. Lo único que pretendo yo es el desenvolvimiento de hi

inteligencia en el mas alto grado, la mayor moralidad posible,

y

el mayor bienestar particular

y

social. En la coexistencia y

combinacion de la inteligencia, moralidad

y

bienestar, está

l~

civilizacion bien entendida. La que se llama civilizacion mo–

derna marcha tiempo há descarrilada, supuesto que las nacio–

nes que mas se han distinguido en ella presentan en su parte

moral tan amargos desengaños. Los sabios de la antigúedad

creyeron que la felicidad y el biene::itar de los pueblos depende

mas de los dones del alma que de los dones del cuerpo; no du –

daron que mas vale ser rico en creencias que en dinero; la hu–

manidad fuera de

la

fé cristiana andará siempre por un labe–

rinto; no le encontrará salida,

y

si se la encuentra, será para.

un

abi mo.

Giúllerm.o.-Tambien

·creo yo que un pueblo será t;tnto mas

-civilizado,

feliz

y

perfecto, cuanto fuere nrn.s católico: pues el

católico sabe ser buen padre, buen hijo, unen imLjistrado, buen

-ciudadano, buen soldado, en una paLibr<', ol bneu cristiano, sa–

be desempeñ-a.r bieu. cua.lquier destino que se le confie. Todo

incréd1do que mantiene el prurito de DH'ilOSpreciar al catolicis–

mo, se le Aebe mi.Tar como la deshourn

d1·

la sana ra.zon. Seme–

jante conducta tan ochosa como iuconceuible jamá8 podrá u.mal–

gamarse con los prii1cipios de

hom«1<1ez.

Gerardo.-Yo

sié'mpre tenché pm

mm;

humados

y

felices á.

los hombres

mas

inclnstrior-;os é intelig1•ntes.

Eli.seo.- :\o

Ron

11i

m a¡, lto11ra(1oR y

felices los

mas

ri–

cos, ni los mar-;

irnlnst.rior-;or-

é

iutelig¡·ntes: sino los mas sanos

<le coraioü .

Y

no

f:On rnns saJJos

de

c,¡in1 zo n

los hombres

mas

inteligentes.

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que

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pues como enseña la