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ciiísticos, han sido cristianos, Grocio, Leibnitz, Descartes,
New~
ton, Euler, Bacon y otros mil incomparablemente mas sabio
que sus contemporáneos Yoltaire, Rousseau
y
demás incré•
dulos.
Elíseo-Amado
Guillermo, pocleis aiiaclir que la religion
fa.
-vorece
é
influye poderosamente en las gloriosas empresas: ahí
teneis á Vasco de Gama haciendo rumbo á las islas orienta.les,
á J.vfagallanes reconociendo el estrecho que, lleva su nombre,
á
'Colon fijando la cruz en la isla del Sahador á nombre ele ln, rei–
na Isabel, al benedictino Gui d' Aresso reduciendo á sistema el
arte de
1'1.
másica, a.l Papa Yitaliano introduciendo en las Igle·
sias el órgano, que es nna. ürrnncion del Cristianismo; á Rafael de
Urbino, Miguel Ange.1
y
Murillo los mas famosos pintores del
mundo, al pontífice Silrnstre
ll.
construyendo el primer reloj ele
péndola, al francisc!.rno 11.oger Bacon manifestando la compoci–
sion de las póhoras fulminantes, ele los telescopios, de los .bu–
qnes ele vapor,
y
ele lo caminos de hierro; al domínico
1i
icente
de.Veauva.isprobando que la ti rra es orbicular, desvaneciendo
las falsas opiniones del siglo XIII;
á
San Juan Damaceno im–
plaiatando la
eseowstica
en el siglo VII, á San Anselmo arzo–
bispo ele CantorbeTy perfeccionándola, á Hilcleberto arzobispo
·de Tours
y
Pecho Lombardo doctor de París adelantándola ad–
mirablemente;
á
santo •romás en el siglo XII haciendo 'er la
.concordanica que, existe entre la Teología
y
la Filosofía, y pro–
porcionándonos en sus escritos el tino y la precision lógica pa–
ra dilucidar las cuestiones mas abstrusas. ¿Quién los iluminó y
clecoró haciendolos dignos de las honras universales? La Be-
1igion.
GeraJ'do.-Ya
qne no puedo salir airoso en este punto, debo
decir que si la religion hace al hombre sabio, tttmbien lo hace
1Cobarc1e. ·
Ebiseo.-Tertuliano en la apología qu
e, dirigióá los empera–
dores romau0s, resoh-ió la objecion
que,~
acaba.isele hacernos:
"I
osotros, les clecia, ocupamos los palaci
os de los Césares, los
tribunales ele justicia, los alto puestos ele la milicia, y hasta
los mas insignificantes destinos de la república; todo lo llena–
mos: únicamente dejamos los templos de vuertras falsa· dei–
dades. Y bien ¿quiénes son los mejoi-es senidores del Es–
ta.do?¿Quiénes son los que mas honran al Cesar?
¿Quiénes
son los magistrados mas íntegros,
y
los guerreros mas entendi–
dos
y
valerosos? Los Cristia
nos.Si, los criRtianos, porque su
i-eligion les enseña á hacer
\Ot.ospor la salud
y
prosperidad de
lo Césai-es, á ofrecer por ht
saJvacion_ de su:; almas el sacrifi–
cio de nuestrosaltare ·, aunque el rigvr de sus edictos haga verter