Table of Contents Table of Contents
Previous Page  390 / 468 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 390 / 468 Next Page
Page Background

-14-

los 1·eyes de la tieTTa, y se coligaron

á

una los

prín–

cipes contra el Señor

y

contra su Cristo

(1). La es–

pada, que defendía la independencia de la Igle–

sia en Roma, se envainó, para dejar libre paso

á

la que amenazaba la libertad del Sumo Pon-

· tífice, cabeza visible de la I glesia: dicen que hu–

bo pactos de amistad y auxilio bajo . de esta

condicion; Nos no lo sabemos con certeza; pero

lo que todos saben es que el primer desas–

tre de la Francia en la guerra áctual coin–

cicle con la salida del territorio Pontificio del

último de sus soldados ¡rara conincidencia!

Tiempo hace que los soberanos de la tierra

han querido r evisar los títulos de suprema–

cía de la I glesia; han puesto en t ela de j ui–

cio su derecho

á

imperar sobre las conciencias;

y,

á

la manera que Enrique VIII _ele Ingla–

terra, desgr·aciado tránsfuga de la milicia de

Cristo, han dicho: ccSi el Sumo Pontífice im–

)Jpera en las conciencias de mis súbditos, mi

)Jautoridad es irrisor ia; pues siempre se alza–

»rá delant e ele mí el muro formidable de la · .

))conciencia cristiana, que no se vence con má–

))quinas destructoras, porque se ha consolida–

)Jclo con la sangre vertida en tres siglos de mar–

)Jtirio.» Y, ya que no han echado francamente

por la senda del protestantismo, hanse ido por

la torcida senda del jansenismo

j

del galica–

nismo, que van á parar al cesarismo.

H~:m

di–

cho: cc apliquemos á la Iglesia la l ey de sospe–

)Jchosos; no demos curso

á

sus leyes, cual darlo

)Jde?ian

pr~ncipes

cristianos, que son sus hijos

)lpnmogemtos, y deben presta:rle apoyo externo

(1) P salmo 11 , v. 2.