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latorio
y
vital en el ·cuerpo humano. J..Ja histo-
, ria enseña que los Papas, señores ele una parte
del territorio de Italia, supieron defenderlo de
invasiones extrañas, enriquecerlo con institu–
ciones útiles
y
con monumentos admirables, y
regirlo con prudencia,haciendo respetar los in-·
tereses que cubría su autoridad. La historia
enseña. que los Papas han sido el centro de
uni ~
dad para todos los EstadQs de Italia;
y
que es–
tos se han hechó fuertes contra sus enemigos,
anudando, con robusto lazo,
SU\3
intereses po–
líticos con los del E stado que gobernaban los
Sumos Pontífices . Italia, y aun la misma En–
r opa meridional vieron postrado el poder mu–
sulrnan, por los esfnerzos de los Papas, qui e·
nes dieron ser á la Cruzada contra los Turcos ,
purgaron las costas de piratas,
y
vencieron
gloriosamente en Lepanto, para enseña1: á Eu–
ropa que Dios los ha colocado como el baluar-
·te de la civilizacion, como el porta-estandarte
del progreso cristiano, á la vez que como el
dique invencible contra el torrente de las pa–
.siones que precipitan á los pueblos en la bar- '
bárie~
¿Quién sino los Papas ligaron á España,
Génova
y
Venecia, un r eino y do.s repúblicas,
en su mayor auge, para enseñorear la Cruz
triunfante sobre la media luna? Gloria purísi–
ma del Pontíficado, que no recuerdan lo bas–
tante los que hoy le combaten para arrebatarle
Roma, la antigua señora del mundo, y consti-
tuirla capital.. .... . .. del nuevo reino de Italia!
. Algo mas Ee debe á la ciudad, centrp del
imperio de Occidente en otros tiempos,y capi -
tal del mundo católico e,n los presentes. Algo
mas merece la ciudad consagrada por la muerte