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la ín.,.-a.sion·fué que el Santo Pontifice
s.~ r~sis
tia
á
c;erran sus puertos
á
los súbditos ingleses,
ent.ónc.esenemigos del árbitro
d~
los destinos
de Europa. E1 Papa s.e acordaba de que
er~
Padre;
y
cubría con este nombre á los que
J.íl;e.–
cesitaban ·de su proteccion, aunque hubie&en
renunciado. al dulce título de hijos suyos.
Consumada la. invasion, protestó contra ella,
exc.omulgando á sus autores. Dicen que el
gé–
nio del siglo
se burló de este acto de autorid.q.d,
prometiendo que «la censura eclesiástica no ha–
«-ria caer las armas de las manos vigorosa$ de
~~sus
veteranos.>>
N
o obstante, poco despues,
en el paso de la Beresina, el ejército de Napo–
leon
I,
tl'iunfador en Europa, hubo ele soltar
las armas para no recogerlas, en presencia
el~
un enemigo invisible, que le redujo al últiruo
extremo....... .. Ese enemigo ern el frio. U
ú
profeta habia cantado, á la.distancia de mm;:hos
'siglos:
¿Quién
pe11·manecerft fi1''1'Jl!.e
ante la fai4 del
Jrio
del
Señor.'i? ( 1).
Entónces comenzó
á
eclip–
.sarse la estrella que guiaba al hombre de la.
guerra. Dios le d.ejó conducir prisionero al
ilu~-
tre Pontifice; encerrarlo en uno de sus palacios;
imponerle duxas
y
humillantes cond.iciones dQ–
paz; vejar cruelmente
á
los Prelados v sacerdo–
tes que le fueron fieles; mas,
cua~do
se
prepa.ra.–
ba para consumar su plan de esclavitud de
la
Iglesia, una nube sangrienta eclipsó su
pálidll!
· diadema. en los campos de W aterloo,
y
una
a.
u–
rora boreal dió nuevos resplandores
á
la tiar·tt
. del Pontífice. El conquistador fué
á
mo-rir en–
. cadenado
á
un peñasco, que azotaban las furia.s
( l)
P salmo
CXLVII,
v,
6.
1