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S.
L a circu.nscrip cion de diócesis no Jmjudicrt
á
la potestad.'
Sea norabuena, que despuos de la funclaoion d e las Igle–
sias hubiese necesidad d e circunscribir las diócesis, par a
evitar confusion en su réjimen; p ero una cosa es la
facul–
tad, y o tra su ej ercicio. J esucristo no hizo la circunscri p–
cion, sino qu e la d ejó a l a rbitrio de los pastores, quienes
d ebería n respetar e n todo ca so la institucion suya, ó la po–
testad que á todos diera sin poner restriccio nes. P or don–
de con razon h a dicho el señor A ma t: " ht mision divina no
pudo alterarse ni dism inu irse por la cl ivision d e las diócesis,
que es obra de los hombres. Lo que ha podido mud arse
son estas y aquellas reglas d e la carid ad, en que ha debido
y
de be conformarse el ej ercicio de la potestad apostól ica
por todos los depositarios de ella, sean apóstoles
ú
obispos."
9.
Los obispos han sucedido
ú
los apóstoles en todas sus
.facultades.
S i J esucrist.o fund ó su Iglesia, y le cli ó gobierno, que con
ella durase hasta
la
consumacion del sig lo; si la potes tad de
los a póstoles ha sid o
ordinaria:
si al pro bar los curial istas,
que el Primado d e San Ped ro ha pasarlo
á
sus sucesores,
alega n que el ministe1·io, y potestad d e los a pós toles han
q uedado en la I glesia d espues que ellos muri eron; se sigue,
en fu erza d el discurso
y
de la cooperacion de nuestros ad –
versarios, que si por ser la Ig lesia un establ ecimiento per–
manente, tiene a hora
el
Roma no P ontífice
todas
las facul–
tades Üe San Ped ro como Primado, deben tenet·
los obis–
pos
todas
las facul tades que los apósto les tu vieron. Tra–
tándose, dice el señor Ama t, de una potesta d, y d e unos
mismos curgos comunicados á doce personas
y
á
los suceso–
res de ellas, con unas mismas pa labras, y para un mismo
fin; ¿cómo hai valor para d ecir, que los sucesores d e los on –
ce no tienen la autoridad
y
los' encargos q ue tenían aque–
llos
á
quienes suceden,
y
que solo los
ti~ n e
el sucesor de
uno de los doce?