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á.
Roma, les perdonará el Apostólico todos sus pecados; ha
}Jarecido al Sa nto Concilio, que no les aproveche tal indtll–
gencia, sino que cumplan antes la penitencia impuesta por
sus sacerdotes; y si despues quieren ir
á
Roma, lo hagai] con
licencia de su obispo llevando carta para el Apostó lico."
6. Tres años despues reunidos tres arzobispos y nue–
ve obispos en la Ig lesia de ¡3an Roman de Ansa, para tratar
de asuntos eclesiásticos, se quejó el obispo de Macon de
que el arzobispo de V iena, sin su consentimiento
y
con in- ·
fraccio n de los cánones, había ord enado monjes en el mo–
nasterio de C luni, p erteneciente á su obispado. Se manifes–
tó un privileg io del R omano Pontífi ce, que eximia
á
los
monjes de la suj ecion episcopal, y los autorizaba para que
cualquier obispo pudiese hacer órdenes ahí. Despues se
leyeron los cánones de varios Concilios, y entre ellos el de
Calcedonia, dondG se manda que los a bad es y monJeS estén
suj etos á su propio obispo,
y
que sin licencia de éste ningun
otro obispo celebre ordenaciones en parroq uia agena. En
vista de todo, "se tuvo por de ningun valor el privilejio, que
lejos de conformarse con los cánones, los contradecia"–
decrevenwt cltm·tarn non esse Htlmn, quce ca.nonicis
con~,·ai,·et sententiis.
Convencido el A rzobispo de Viena, satisfizo
al obispo de M acon .
7. A principios del mismo siglo, el conde de Anjou
construyó una iglesia en la diócesis de Tours,
y
habiéndose
resistido el A rzobispo
á
consagrarla, pues exijiapi·éviamen–
te, que se restituyesen
á
la Iglesia los préd ios
y
esclavos qu e
le babia quitado el conde, ocurrió éste
á
Roma , con gran
copia ele oro
y
plat¡:t, dice el historiador,
y
log ró que el Pa–
pa comisionase
á.
un Cardenal, para que viniese
á
hacer la
consagracion . Lo c¡ue oido por los obispos franceses, que–
daron mui molestos de q ue "así se procediese,
y
la Silla
Apostólica quebrantase los cánones; pues desde atras se ha–
llaba establecido, que los obispos no ejerciesen acto alg un o
e n diócesis estraña sin el permiso de su obispo p ropio." Ob–
servaba ele su parle el historiador, que "aunque el Romano
Pontífice merezca" una reverencia particular, no puede que–
brantar los cánones; pues.cada obispo tiene su Iglesia pro–
pia,
y
no puede ingerirse arbitrariamente en la que perte–
nece
á
otro."
Espliquen como
gtt~ten
los de la Curia estos
y
otros su-