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XXII

L; reg·l11 ge nem i es, que los fun cioni11'10s públicos, entre Jos

eua..lcs se numeran los obispos y p>trroeos, mientms haya Relí–

gion del Estado,

y

en consecuencia protcccion

y

patronato en

el Gobierno, reciban su sueldo del tesoro nacional. Y cuando

por darse nueva instituciones, por ejemplo, al crearse mas

cortes de just icia,

y

mas juzgados de primera in stancia, resulta

un increu1ento de gastos·nacionales; ¿se establect: acaso una

tes01·e¡·ía aparte, para pagar {L]ps nuevos empleados? No; sino

que se inventan nuevos arbitrios

ó

contribuciones, para igua–

lar los ingresos

y

los eg1·esos,

y

se pon en ambas partidas en el

presupuesto general. Pues bien: en adelant.e se leerá en dicho

presupuesto una partida referente á loo·gastos del culto. Y si

pMa llenat' el deficit que aparece en el presupuesto por esta

ú

otra partida . se impusiese una contribucion rebajada sobre los

mismos fu ndos, que antes se hall11ban afectos al diezmo

y

la

phmicia, seria un arbitrio racional y oportuno,

á

que nada ha–

bría que oponer bajo del mencionado aspecto de jeneralidad ;

mientras que si solo se tuviese en consideracion la renta ecle–

siástica, daría márjen entre otros reparos, al de decir, que los

pastores no solo deben ser alimentados por los agricultores,

sino ta.mbién por todos los demas que reciben el pasto espiri–

~ual.

No debe ohidarse, que los Lcjisladores del P erú tienen

a

la mano un recurso cpnocido, que les ahorra el trabajo d€

pensar por ahora en nueva cont\'ibucion.

Adcm(LS, si se hubiera de imponer una COlltribucion á los

pueblos, para que con ella se proyeyera la caja

ó

tesorería écle–

siástica, se crearía un caso semejante al 'de diezmos

y

primi–

cias,

y

otra vez aparecerían remates

y

exacciones con todos sus

escándalos,

y

los participes de la contribucion se hal'ian une·

vamente odiosos. Si la contribucion babia de cobrarse entre

las demas del Entado, ¿por qué entonces la anomalía de des"

viar su curso?

Y

la caja ó tesoreria

eclesiásti.ca

haria nacer ó

recordaria la idea de independen cia,

ó

de un Estado dentro del

Estado,

y

la contribncion se mira.ria como

·wn crédito de la Igle–

sia cont,-c¿ la Nacion.

Pot' último, si algun dia dejará de haber

Religion del E stado,

y

proteccion

y

patronato en el Gobierno,

lal ccntribucion para la! objet(), pudiera serv ir de tropiezo en–

tre 1\Js pastores

y

los feligreses, que habrán ele deliberar sobre

el modo menos gravoso y mas espontáneo de man tener

á

lo&

ofJbispos

y

curas.

Pasando

1"

visla al proyecto 5° no sigo la opinion ele aque–

llos, qtie

est.an

pOt'

la no inlervcncion de los Gobiem os en la

~;clcbracion

!le

lo~

malrimonioF', sino

C]UC

se

reeono~ca.n

por La–

les cuantos se httbicscn contraído con arreglo

~t

los ritos

y

ce-