-318-
tes recibía del Emperador. lnocencio IV excomulgó
á
Con–
rado, hijú del Emperador Federico, por haber querido ser
soberano de Ná poles, y que1·ia el Papa, que por devolucion
pertenecía el reino
á
la Santa Sede, en virtud de las censu–
ras pronun ciadas contra Federico, y para soste nerse, levan–
tó tropas, que puso al mundo d el Cardenal de San E usta–
·c¡uio, pariente suyo. A lej and ro IV, Urbano IV, Martino
IV y Honorio l V siguieron las huell as ele su predecesor
Inocencio.
Abundan sucesos parecidos e n la historia de Italia. En
ella encontrarán los lectores las espediciones de César Bor–
ja, tan a llegado
á
la persona dei·Papa Alejandro VI; las d e
Julio II que entró por la brecha
á
la capital de la M iran-·
dula,
y
fo rmó liga con los
barbcwos
contra Venecia;
y
verán
otros sucesos nota:bles, clonde apa recen Papas ó sus Lega–
dos, como.capitanes
y
negociadores d iplomáticos;
y
no siem–
p re
)Ja~·u
procura r la paz.
16.
Razones cont·ra el se?l.o,-io tem710rctl de los Papas.
N o hai mas que abrir el Evangelio, para conocer que en
las miras de J esucristo no es tuvo el reino temporal, y que
a l contrario, reprobaba en sus discipulos la dominacion
y
fa usto que acompaña á los reyes de las jentes. Los apósto–
les, que conocían perfectamente las intenciones de J esucris–
to, predicaron el desapego de las cosas terrenas,
y
enseña–
ron, que quienes militaban en las banderas de Dios, no de–
bían mezcla1·se en los negocios secu láres. A hora bien: ¿el,
que ciñe corona, se halla en estado de predicar estas ver–
dades? ¿E l que os tenta en palacios rea l mag nificencia,
y
está rodeado de g uardias y de pompa mundana; tiene dere–
cho
y
razou para repetir con J esucristo- los
reyes de las
) entes dom inan con imperio, no así vosotros?
¿Quien de ofi–
cio tiene que pensar en diplomácia, y en ej ército, se hallará
capaz ele deci r con San Pablo-"el que se ha a listado en la
mi licia de D ios, no debe embarazarse en los negocios de l
siglo-yo no quiero sino
á
J esucri sto
y
á
este C rucificad o?
¿E l q ue ace pta
y
sostiene
á
todo trance el principado, pro–
cede
á
im itacion del Salvador, que se ocultó cuando el pue–
blo quería hacerle rei? Las esplicaciones de la Curia servi–
rán únícamente para aumentar el escándalo del amor
á
las
temporalidad es.