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-3/4.-

l'a frase siguiente-"confirmamos las donaciones, que nucs·

tro abuelo

y

nuestro padre han hech o cspontanea

y

,.o]un"ta–

ria mente á Sa n P edro." E sta donacion tiene contm•sÍ argu–

mentos mas fuertes que las ele Pepino

y

Cario :Magno. E l,

Papa J uan

VIII

hacia memoria de 'llna nueva donacion de

Carlos el calvo, que " por inspiraciun de Dios, decía el P a pa ,

y

pa ra acredítar su afecto

,í,

1as iglesias,

y

principalmente á

la romana, renovó los derechos que anteriormente se le ha–

bían concecl id o."

lO.

Obse•·vacioncs acerca de to dicho ,

N o pued e menos de notarse la triste condicion de la Cu- . ·

ria, que ha menester en apoyo de sus pretensiones, ó docu–

mentos conocidamente apócrifos, ó sospechosos de serlo, y

co ntrad ichos, á veces con fuertes fundamentós. Pero supo–

n iendo la autenticidad , como nosotros lo hemos'hecho; si exis·

tíauna primera donacion, ¿á qué·fin tanto empeño de reca–

bar otras nuevas? Por otra parte, si los d e la Cmia recono–

cen derecho en el

R.

Pontífice para distribuir los reinos y

ducados, cuando menos en el caso de haber interes espíri –

t ual, ¿por qué los P apas, que á juicio de )a Cmia, pueden ser

j

uec~s

en su propio causa, no se adjudicaban

á

sí propios las

ciudades y ducados? ¿Seri a por moderacion, ó porque sus

d ecretos apostólicos habrían sido ilusorios, y tal vez ridícu–

los? Ademas, llama mucho la atencion el lenguaj e tan apre·

miante y patético

y

relijioso de los Papas en mate ria· pura–

mente temporal y eterna¡ mucho mas si se advierte, que al

ti<>mpo de pedir la recuperacion de las ciudades, recordaban

á

los reyes la cad ucidad de las cosas humanas. "Esta vida

es una sombra que pa sa, y como el vestido que se em·ej e–

cc;" decia el Papa E stevan a l Rei P epino. Por último, pa–

rece que no era propio de los sucesores de San

P.ed

ro,

cuyo

uomhre y autoridad in vocaban con frecuencia, estar dando

parte de las conspiraciones que se tramaba n en Italia, cuan–

d o eran en perjuicio del patrimoni o de San -Pedro; ni lla·

mar

11P,[m·io

y

nifrrndisimo

á

un arzobispo, porque con ra–

zon ó sin ella ll egó

á

decir, que Cario- magno le babia dado

ciud ades, que el P apa juzga ba pertenecientes

á

S. Pedro.