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el 'tipo concebid o y recomendado. por Jewcristo y corres–
ponde á su s divina• inte nciones; y si en ello no e ncuentra n
repugnancia, siquiera te ndrá n que confesar , qn e sirYe de
obstáculo á su cumpli mi e nto, a l cumplimiento del designio
de J esucristo.
. No hubieron menester los Papas en los pri–
meros siglos señorío temporal, para ser
independientes y
libres; y los que despues lo creye ron meneste>·, ha n adelan –
tado la obra del Dios hombre, saben mas que Jesucristo.
D icen jos de la Curia, que "el señorío tempo ral del Papa
sirve para quitar las dificultades, de que tod os los prínci–
pes le reconozcan por padre comun;" y nosotros les rccor–
daromos, que ese señorío ha servido tambien p ar·a crear
dificultades á la paz, que el padre comun debe g uard ar con
todos los príncipes, á quienes ha mortifi cado ta ntas veces,
como príncipe y como padre comun; y que el e su parte los
príncipes han resistida con d oble impulso al d oble i>oder
co11 que los atacaba el Papa, empeorando su condicion, y
h asta humillá ndole.
Por otra pa r te, la última razon
ó
pretesto de la Curia se
a poya e n un supuesto falso qu e debe desaparecer,
y
es
el
de la ponderada proteccion de los Gobiernos, y la decanta·
da alianza entre el sacerdocio y el imperio, y la desabrid a
mezcla de lo espiritual y terre no. Desaparezca ese falso
supuesto, y el mui defendido señorío del Papa,
y
entonces
· el G obierno del Estado en que él resida, le será tan estra–
i'ío en materias eclesiásticas, coino los demas Gobiernos
á
que no pertenece, y como lo serán para cada uno de estos
los obispos d e su te rritorio.
Y
cuand o estos hayan recu–
p erado sus facultades propias, que ahora están reserva das
e n Roma; y cuando en consecue ncia quede reducido el p>·i–
mado
á
su sencilla y e vangélica <lig nid acl , habrán desapa–
recido los títulos, y has ta los pretestos, de las dificu ltades
que encontra rían los príncipes, para reconocer al padre co–
mun, si no fuer a príncipe
y
wberano como ellos.
19.
Jlfas 1·azones contra el señorio temporal det Papa.
AtelHli,l a la índole de
las pretensiones tle la Cud a, y
cualesquiera que sea n las buenas intenciones de los Papas,
por lo regular carecen estos ele las ap titudes que se nece,i–
tan para gobernar b ien,
ó
para hacer felices
á
los pueblos
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