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nes para que el Pa pa fuese ser>or teniporal, ahora las h ai
mayo o·es para que dej e de serlo. D ecia el Card ena l Bemet i,
en tiempo de Lean
X IJ,
que "gi su vida era larga, ten ia pro–
babi lid ad de presencia r la caíd a temporal del pontificado."
2·1.
¿Puede t,·asladarse de la '{glesict de Roma el prima-
do de
la
Iglesia universal?
Cómo el Papa no ha de querer residir en B.oma, no sien–
do Príncipe
~emporal,
tenemos que averig uar, si el Papa ó
el primado podrá fij 11rse en otra silla episcopal.
Cualitlo
se dice qtoe el Romano Pontí·fice tiene el ¡wimado, es por
suponerse, ó darse por cier to y católico, que ·
el
Roma –
no Pontífice es el sucesor Je San Pedro; pero sin ·per–
juicio de distinguir la sucesion en el primado de la Iglesia
un iversal, y la sucesion en el Obispado particular el e Homa.
Lo primero el\ de institucion de J esucristo; mas ¿podrán los
el e la Curia decir lo mismo de lo segundo? Lo dicen en
verdad varios curialistas; pero a poyándose en razones tan
mi seraWes, que otros cmialistas no ha cen caso d e ell as.
Por otra parte, aunque bai quienes sostengan, que "el obis–
pado de l{oma
y
la primacía d e toda la Iglesia no ·son en
el presente órd en de cosas dos -distintas sedes, ni dos dig–
nidad es," hai otros que hab lan d e diferente modo, como
S uarez,,que asi dijo-
" estas son dos dignidades diversas y
se
parables"-co11stat
Itas esse duas dignitates di·ve1·sas et
se'
J.JC/1'(1-biles.
E l propio Belarmino tan inclinado
á
creer, que
"era muí probable,
y
piadosamente ereib1e, aunque
110
ente–
,·mnente de
f e,
que la silla apostólica no poclia separarse de
la Iglesia r omana," no ha dudado decir, que "sin embargo
d e que J esucristo hubiera ma ndado á
~edro,
que colocase
u silla en Roma, no seguiría, que le mandaba, que la tu–
viese siempre allí."
Fr. Domingo Soto observa igualmen –
te, que " no habiendo en el Eva ngeli o prohibicion a lg una,
pued e una Constitucion eclesiástica separar e l primado y
ponerlo e n otra Iglesia, ó no fij arl o en n ing una: que pol'
haber muerto San Pedro en Roma, no querlaba anexo su
primado á la Iglesia romana por derecho di vino;
y
que si el
santo apóstol mudó su silla de Antioquía
á
R oma, cual–
quiera el e sus sucesores pod rá hacer lo mismo." S i pues
por derecho humano est;í unid o el primado
á
la Ig lesia de