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•,

-3~0-

J-Íemos emplead o su prop io leng uaje,

y

va mu.s ahora

á

ave'...

1·ig uar la exi• tencia de ese

derecho público,

y á exam in ar las

razones c¡ue se a legan pa ra fundarlo .

3·.

¿Estaba

rccouocid~,

que la peniteucia. 7níbtica separaba

del

b"OJw?

Pára que vean tiuestros l-ectores, que

¡,.;

peni tencia pú–

blica no acarreaba la privacion d e los

empl eo~

cides, Lu–

tlovico Pio se sometió espontán eamente á la penitencia pú–

b lica en el Co nci lio de A ttig ni; des pues d e lo cmtl trató el e

conejir los males de s n J"eino. Agoba rdo,uno tl e los obis–

pos que asistieron á d ich o Concilio, dice que a hí mismo

tlispuso lo co nve nien te p•ra la u tilidad de sus pueblos.

Vemos pu es á Luis h aciend o penitencia pública, y d esem–

peñando las fun ciones de Empe rador. S i hubo príncipes

que tomaron e l hábito d e penitencia,

y

deja ron d e reinar,

como Wamba rei de E spaña, por t;,s i-ntrigas del aspiran te

E rvijio,

y

d el Arzob ispo d e Toledo, nada de esto suponía

el principi o reconocido en Occid ente, que miraba á los pe–

niten~es

como incapaces d e tener empleos civiles,

y

por

COIT–

siguiente d e reinar,' sino la adopcion libreó forzad a de un

oficio ó profesion incompatibles con el

trono, ó en

Ltn a

palabra, la renuncia de

él.

'

4•.

¿Y

que igaat qfecto

·

caw;aúa la !terejia?

A legan los acl vúsa rios un cánon de l Concilio 6.

0

de To–

ledo, dond e

SE¡

dispuso que niugun rei subiría a l trono, an–

tes de haber prome tido con jurame nto entre otras condicio–

nes, la d e no· s ufrir herejes en sus E stados.

P e ro si nues -

. tros lectores r egistran dicho Concilio en su cáno n 3 .

0

ad–

vertirán, qu e d·e acuerdo con el rei

y

los próceres y varone•

ihtsti·cs ord enó el Concilio, que "antes d e subir el nuevo

r ei al trono, jurase que no había de permitit·, que los judios

violasen la

cató lica, ni favo recer su pe rfidi a, ni facilita r

e l camin o

á

la infidelidatl." Los reyes y sus cómpl ices son

castigados con el anatema

y

el fuego eterno.

En todo es–

to se proced ía, como está a la

vi~ta,

co n e l consentimiento

y

autoridad del Rei, qne quería imponerse, d e igual modo

que

á

sus sucesores unr. ob lig<tcion fuerte , segun

ln~

idea,q

~~