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mo fautor de la herética pravedad, y reo ele lesa maj estad.'<
¡Bendigamos l a providencia d e Jesucristo, que impidi ó que
tales cosas se dij eran en una élefinicion d ogmática!
MEDIOS.
10.
El jummento de los Obispos.
E l
Papa Gregorio
VII
fu é el primero, que no contentán–
dose con la: obediencia canónica, exij ió d el pa triarca de
Aquileya juramento ele fidelidad , mui semej ante á la que
prestaban los vasallos
á
sus se ñores; y G regario IX incor–
poró en sus d ecretales esa fórmula, pa ra que con mTeglo
á
ella prestasen juramen to los obispos.
E n el pontifical ro–
mano se halla con mas estension, y de ahí vamos
á
estraeL·
los pasaj es mas notables.
Jura el Obispo que se rá fie l á su Señor el Papa: que le–
j os de tomar parte en lo que se intentase contra su Señor en
sus derechos y honores, tratará de imped irlo en cuanto pu–
diese, y dará parte á su Señor: que á nadie l"e \•elará el con–
~ejo
que le diese: que procurar á conserva r, defender, aumen –
tar y promover los derechos, h onores, pl"ivilegios y autori·
dad de su Sei'íor e l Papa : que pé rseguirá con todo su po–
d er á los herej es, y ,·ebeldes á su Sei1or
&. &.
¿Los apos–
toles habrían h echo este juramento al apóstol Pedro?
1
l.
La visita que deben hacer al P((pa po1· mandato de
este.
Rem itimos á nuestros lectores
á
lo que sobre e l particu–
lar hemos dicho en la Disertacion de los obispos, conten–
tándonos con
tomar de ahí las cspresiones siguientes–
"quien viera
á
los obispos en movimiento de · todas las par–
tes del orbe católico, camino d e R oma, para hacer al Papa
una relacion del estado de sus igles ias, y rendi1· homenaj e
de respe to
y
obeclicncia
a
su p rimado, se formaría la idea
mas estrcmada, que darse pudiera, de la monarq uía abso–
luta, d onde el suprcnio P''stor, llama
ii
los obispos
á
una
parte de su solicitud, para hacerlos instrumen tos suyos, y
por l<t maho de e llos pro,·eer á las necesidades d e sus ig lc–
~ia s."
Con semejante humillac ion, tle que so n dispensados