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-1!?83-

labrá humana

á

la di vina, qui zá el en or

á

la verd au,

y

po–

ner en el borde d el sepulcro el catolicismo. Moléstese la

C uria a l oir este le ng uaje; él es racional y cristiano; porque

la fe no d estruye la

ra7.on

, sin o que la acompaña mientras

dure el hombre.

5. El

J:JatJa es

jue.~

en. su causlt.

P róspero Fagnano al tiempo d e sostener, q ue el O bispo

puede·ser recusado en la causa d e s u Iglesia, sienta por re·

g la general, que " ni nguno que sea in fer ior al Papa, puede

ser-juez en su propia causa;" lo que equivale

á

decir, que e l

Papa pued e ser juez en su causa. U na glosa de las d ecre–

ta les, c reía que seria conven iente y honesto, que el Pap:t

comisionase á otros; pero añad e, que "esto se entiende d e

los p riv il ejios que el Pa pa co ncede

á

otras ig lesias, y no d E'

los 'Jlle J esucristo ha conced id o

á

la I glesia Romana." De

modo que, decimos nosotros, si se disputára, si estas ó

aq uellas p rerogativas fuer on concedidas por Jesucri sto al

Papa, toca ría la deCisíon al Papa. Injuria n á la Iglesia los

que sostienen una uoctrin a 'repugnante a l d e recho natural.

C ua ndo el Papa S imaco at·gu ia a l Emperad or Atanasio, le

d ecía entre otras cosas, que no le conven ía el pape l d e acu –

sador, porque "segun las leyes divinas y humanas, nadie po·

dia ser jue7. y acusador"-divinis

lwmaniS<¡ue legifms

?le?/10

possit esse accusator et jude.v.

S i los de la C uria no en–

cuentran razonen las leyes humanas, la encontrárán eu las

divinas, para que el Papa no pueda ser juez en su ca •...1sa;

p ues

{i

j uicio de un Romano Po ntífice, esto se halla pro hi–

bido po r leyes divinas,

á

ma s de las humanas.

G.

Las leyes del Papa ohligan en toda la Ig lesia con sola

la pllblicacion !techa en Roma .

U no d e los principios mas raciona]eg y justos, que han

l'l'–

jido siempre en las sociedades, es qu e " las leyes no puPd en

obligar, si no d es pues d e haberse promulgado.·• No se trala

d e disminuir la virtud

propia.de

la lei, ni d isputar a utoridad

a llej islador, sino d e cumpli r con unacondicion -d e justicia,

segun

l::t

cual, no puede obligarse al que ig nora un manda–

ll!Íento . San lo Tom(ls dij o asi: "la regla se impone en el h e-