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-286-

Dios, que no puede ni debe salir; obligar al hijo

á

qu e de–

nuncie al pad re, el padre al hijo, el marido

ii

la ESposa,

y

es ta al marido; ordena¡·

á

los méd icos, que abandonen

ii

los

enfermos, si estos no se hubiese n confesado al tercer día;

declarar absueltos de toda obligacion

á

los qu e la tuYiesen

con herej es manifi estos; asegurar que no hai sacrificio mas

g rato

á

Dios, ni medio mas seguro para a placarle, que el

de

p~rseguir

á los h erej es; ll amar

santo qficio

el de perse–

g uir

y

quemar hombres que no eran católicos; hacer que se

ex umasen los

cadáve r~s

de homb res escomulgadns,

y

fuesen

arrojad os lejos de lugar sag1·ado; sostener, que se hace un

favo r al hereje relapso en qui tarl e la viJ a,y enviarle tempra–

no

á

los infiernos, porq ue viviendo, pecaría mas, y su pena

sería mayor ...... No digamos mas, si no que la Curia despe-

daza COil

SllS

maximas el CO razon huma no, donde procura

extinguir los senti mientos naturales, que son la

~alvaguar­

dia de la sociedad.

9.

Abri-rse caminos excepcionales

á

fa ¡;or suyo.

Juan Hus recibió ,salvo-cond ucto del Emperador S igis–

mundo, para comparecer

á

defe nd erse en

el

Concilio de

Constancia, donde fueron cond enadas sus doctrinas, decla –

¡·a~o

él hereje pertinaz, entregado

á

la Cmia secular,

y

quemado púb licamente. l\Iurmuraciones se levantaron con·

tra tal procedimiento, que no res petaba la palabra dada; y

e n condenaciou de estas quejas dijo asi el Concilio-"Pues

a lgunos, adelantando su inte lijencia ó siniestra intencion,

ó

acostumbrados

á

saber mas de lo que conviene, critican <¡on

lenguas malditas

á

la real majestad, y,a un a l sagrado Conci–

lio, diciendo quefué violado injusta é indecentemente el salvo

conducto, siend o asi, que a tacando con pertinacia Juan Hus

la fe ort odoja, se ha hecho indigno ele todo salvo-conduc to

y

privilegio,

y

no se le debia g uardar fé ó promesa por dere–

cho natural divino

ó

humano, en perj uicio de la fé católica;

d eclara el Santo Concilio, que el mui invicto Emperador

ha hecho lo que por derecho debi a,

y

podía y convenia

á

la real majestad, sin que le sirvi ese de obstáculo el salvo–

conducto. Ordena que nadie, de cualquiera dignidad

y

condicion que sea, mllrmure del sagrad o Concilio, ó del

Emperador,

~ o

pena de ser castigado irrem isiblemente co-