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re•
rjm·zan
el
pode r dado
á
la
Iglesia, de la man era deter–
minada por J esucris to
y
que no d epende del arbitrio de los
fieles;
y
hé aqu í cómo el Papa
y
los obispos tienen por la
voluntad d e J esucristo el
ej ercicio
de la potestad que dej ó
á
s u Iglesia. No se d eshonrarán el Papa
y
los obispos en
empl ear el lenguaj e d e San PaLio, que se llamó ministro d e
la Iglesia por disposicion d e Dios." N o creía ciertamente
el " apóstol, que recibía su autorid aa de aquellos
á
quienes
predicaba; pero no satisfecho de haberse ll amad o
ministro
del evang elio,.
se llamó tambien
minist,·o de la Iglesia po1·
disposicion de D ios;
estil o que es presa
y
concilia todo sin
dificultad .
P or ú ltimo, nosotros no h emos inventad o la frase, sino
usado la misma emplead a por San Agust ín,
y
otros reco–
mend ables é intach ables escritores,
y
co nform ádonos con el
lenguaj e corriente d e los mismos escolásticos, que desde el
Maestro de las
sent~ncias
y
San to Tomas han
dicho-
las
llaves de la I g les·ia,
y
no
las llaves de Ped,·o.
Ll amar lla–
ves de la Iglesia
las llaves d ej adas por J esucristo ¿no .es
confesar que las llaves son de la Iglesia? Y ¿podrían ser
suyas, si
á
ella
no le hubiesen sido dad as? Si los de la Curia
no se dan por sat isfechos con nuestra esplicadon, tendrán
que censurar las sentencias d e los P adres
y
otros católicos
escritores;
y
nos obligaráu,
á
pesar
nuestro,
á que
aumen te–
mos el número de los artículos d e la bula
Au.ctorern .fldei,
C] Ue d esmienten la infa bilid ad del Romano P ontífi ce.
l ~.
_
..
)?·gumeuto.
Hetnus di cho repetid as veces, q ue los Obispos han reci–
bido su jurisdi cciou inmediatamente de J esucris to;
y
ahora
decimos, que la reciben d e la
I g lesia. D ijimos tambien,
que pues los obispos er an sucesores de los apóstoles, tenían
todas las facultad es que estos tuvieron, y de igual orijen, es
decir, de Jesucristo; mientras q ue ahora sostenemos, q ue no
de .Jesucristo sino ele la Ig lesia ¡·eciben los obi spos las facu l–
tad es q ue ejercen.
J
3.
C01ilestacion.
En la Dioe1·tacion
de los Obispos
tuvimo> cuidado de ad·–
v ~rtir,
que "c uando defe ndíamos e l oi'Íjen divino ó inmedia-