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-2Z4--

re•

rjm·zan

el

pode r dado

á

la

Iglesia, de la man era deter–

minada por J esucris to

y

que no d epende del arbitrio de los

fieles;

y

hé aqu í cómo el Papa

y

los obispos tienen por la

voluntad d e J esucristo el

ej ercicio

de la potestad que dej ó

á

s u Iglesia. No se d eshonrarán el Papa

y

los obispos en

empl ear el lenguaj e d e San PaLio, que se llamó ministro d e

la Iglesia por disposicion d e Dios." N o creía ciertamente

el " apóstol, que recibía su autorid aa de aquellos

á

quienes

predicaba; pero no satisfecho de haberse ll amad o

ministro

del evang elio,.

se llamó tambien

minist,·o de la Iglesia po1·

disposicion de D ios;

estil o que es presa

y

concilia todo sin

dificultad .

P or ú ltimo, nosotros no h emos inventad o la frase, sino

usado la misma emplead a por San Agust ín,

y

otros reco–

mend ables é intach ables escritores,

y

co nform ádonos con el

lenguaj e corriente d e los mismos escolásticos, que desde el

Maestro de las

sent~ncias

y

San to Tomas han

dicho-

las

llaves de la I g les·ia,

y

no

las llaves de Ped,·o.

Ll amar lla–

ves de la Iglesia

las llaves d ej adas por J esucristo ¿no .es

confesar que las llaves son de la Iglesia? Y ¿podrían ser

suyas, si

á

ella

no le hubiesen sido dad as? Si los de la Curia

no se dan por sat isfechos con nuestra esplicadon, tendrán

que censurar las sentencias d e los P adres

y

otros católicos

escritores;

y

nos obligaráu,

á

pesar

nuestro,

á que

aumen te–

mos el número de los artículos d e la bula

Au.ctorern .fldei,

C] Ue d esmienten la infa bilid ad del Romano P ontífi ce.

l ~.

_

..

)?·gumeuto.

Hetnus di cho repetid as veces, q ue los Obispos han reci–

bido su jurisdi cciou inmediatamente de J esucris to;

y

ahora

decimos, que la reciben d e la

I g lesia. D ijimos tambien,

que pues los obispos er an sucesores de los apóstoles, tenían

todas las facultad es que estos tuvieron, y de igual orijen, es

decir, de Jesucristo; mientras q ue ahora sostenemos, q ue no

de .Jesucristo sino ele la Ig lesia ¡·eciben los obi spos las facu l–

tad es q ue ejercen.

J

3.

C01ilestacion.

En la Dioe1·tacion

de los Obispos

tuvimo> cuidado de ad·–

v ~rtir,

que "c uando defe ndíamos e l oi'Íjen divino ó inmedia-