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papel que
acal.Jal.Jad<' hacer,
y
le presenl:i en el de pecad or,
q ue lllnnif
i es ta pocafé, que tienta ni S alvador para <lisua–
dirle d el á nimo el e padecer, que por t1·es ''eces le niega,
y
q ue comete una supe1·sticiosa simul nc¡on con los j entiles ,
y
lu ego d es pues npnrece' anepenLitlo
y
perd onado. En Yista
d el cua dro Lan
inte resante
y
eop1·esivo que San A g ustín
formaba, para la cató lica instruccion el<'
tod os
los fie les,
¿quié n se atreverá á descompone1· la i<le11 g rabada por este
padre, ó
á
dudar de que á sus ojos, la l glesin recibió
las
llaves,
P"''"
a tar
y
desatar á todos,
y
en tre e llos
á
Pedro , es
d ecir,
ii
ese mismo, por cuyo medi o ó fi g ura se le b abia con–
cedido
t~l
pon er?
En el propio libro 1·efntaba San Aguslin
el
error de los
calaros,
que "hegaban á la I g lesia de Dios el poder de per–
donar
todos
los pecad os;
y
para desocre ditar semejante
doctrina, no apeló
á
las esplicaciones posteriores ele la Cu–
ria, • ino
ú
otra esplicacion de sentido profundo, en que al
1·ecibir
la~
llaves Pedro, ni h acia el primer papel, ni dejaba
de figurar
ú
In Iglesin-ui
Pet•·o
pe¡,·am non intelligunt, et
nolztnf credere datas Ecclesia' clat·es:
e n la sentencia de
San AguRtin , la
pietb·a
era ,Jesucris to
y
no Pedro, que figu·
raba al pnebTo cristiano. Continuaba el Sa nto Doctor im-.
pugnando
á
los cataros, es decir; á rristianos se parad os de
la Iglesia,
y
sin de recho á con sern r
la s ll aves, que de su
parte d ejaba n perd er, ó se
les
h abían caído d e las ma.nos-
dmn
?lliseri .
... .
.
11oluut
creden:
dcttas
Ecclesice cienes.
ipsi
erts de ?1/anifnts
amise?'!ml.
Ta l mod o ele espresarse San
Agustín, que tan espresa
y
repetidamente ha sostenido, que
las lla ves fueron dadas
ata
Iglesia,
tieneu senti<l o mas pro–
pio
y
nat ural en esta sentencia, qne en la posterior de la Cu·
ria, en que las lla ves fueron dadas á San Ped ro para sí mis–
mo
y
sus
suce~ore•.
Deeia tambien nuestro doctur :Horeno, que "las
!laves
Fe die ron á San Pedro
y
á los d emas apóstoles, e n benefi–
cio de la [g lesia.'' Nadi e puede duda1·, que J esucri sto con–
cedió las llaves en utili dad de
la Iglesia; pero esto no es
incompatibl<" co n que esta s llcw es fu esen dadas á la Iglesia;
ni es 111enestcr tl ccÍ J' qn e se dieron á Pedro
y
demas a pós–
toJe,, porque lo fueron en beneficio de la I glesia , para que
tengnn propi o
y
natural sentido
l o~
textos de los padres.
T~ l
es
~ 1
vicio favo rito de
la
Cu ria
Rom~na-probaí·
sus