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-Ql9-

.

papel que

acal.Jal.Ja

d<' hacer,

y

le presenl:i en el de pecad or,

q ue lllnnif

i es ta poca

fé, que tienta ni S alvador para <lisua–

dirle d el á nimo el e padecer, que por t1·es ''eces le niega,

y

q ue comete una supe1·sticiosa simul nc¡on con los j entiles ,

y

lu ego d es pues npnrece' anepenLitlo

y

perd onado. En Yista

d el cua dro Lan

inte resante

y

eop1·esivo que San A g ustín

formaba, para la cató lica instruccion el<'

tod os

los fie les,

¿quié n se atreverá á descompone1· la i<le11 g rabada por este

padre, ó

á

dudar de que á sus ojos, la l glesin recibió

las

llaves,

P"''"

a tar

y

desatar á todos,

y

en tre e llos

á

Pedro , es

d ecir,

ii

ese mismo, por cuyo medi o ó fi g ura se le b abia con–

cedido

t~l

pon er?

En el propio libro 1·efntaba San Aguslin

el

error de los

calaros,

que "hegaban á la I g lesia de Dios el poder de per–

donar

todos

los pecad os;

y

para desocre ditar semejante

doctrina, no apeló

á

las esplicaciones posteriores ele la Cu–

ria, • ino

ú

otra esplicacion de sentido profundo, en que al

1·ecibir

la~

llaves Pedro, ni h acia el primer papel, ni dejaba

de figurar

ú

In Iglesin-ui

Pet•·o

pe¡,·am non intelligunt, et

nolztnf credere datas Ecclesia' clat·es:

e n la sentencia de

San AguRtin , la

pietb·a

era ,Jesucris to

y

no Pedro, que figu·

raba al pnebTo cristiano. Continuaba el Sa nto Doctor im-.

pugnando

á

los cataros, es decir; á rristianos se parad os de

la Iglesia,

y

sin de recho á con sern r

la s ll aves, que de su

parte d ejaba n perd er, ó se

les

h abían caído d e las ma.nos-

dmn

?lliseri .

... .

.

11oluut

creden:

dcttas

Ecclesice cienes.

ipsi

erts de ?1/anifnts

amise?'!ml.

Ta l mod o ele espresarse San

Agustín, que tan espresa

y

repetidamente ha sostenido, que

las lla ves fueron dadas

ata

Iglesia,

tieneu senti<l o mas pro–

pio

y

nat ural en esta sentencia, qne en la posterior de la Cu·

ria, en que las lla ves fueron dadas á San Ped ro para sí mis–

mo

y

sus

suce~ore•.

Deeia tambien nuestro doctur :Horeno, que "las

!laves

Fe die ron á San Pedro

y

á los d emas apóstoles, e n benefi–

cio de la [g lesia.'' Nadi e puede duda1·, que J esucri sto con–

cedió las llaves en utili dad de

la Iglesia; pero esto no es

incompatibl<" co n que esta s llcw es fu esen dadas á la Iglesia;

ni es 111enestcr tl ccÍ J' qn e se dieron á Pedro

y

demas a pós–

toJe,, porque lo fueron en beneficio de la I glesia , para que

tengnn propi o

y

natural sentido

l o~

textos de los padres.

T~ l

es

~ 1

vicio favo rito de

la

Cu ria

Rom~na-probaí·

sus