DISERTAGION V.
DF. LA AUTOR ID AD DE LOS CONC ILfOS.
l.
Orijen de los
Concilios~·
sus dij'e1·entcs nombres.
Quien quie ra instruirse en la historia de la Iglesia cris–
ti:.ma, no podrá ménos ele advertir d esde la primera páji–
na, cual era e l espíritu de los pastores, puestos en ella para
g obernarla. A diferencia de
los reyes de las j entes que
mandaban con imperio, los apóstoles nada 'disponian, que
no fu ese deliberando
y
en concierto. Ll eno estaba cada uno
del espíritu de J esucristo y contaba con su infalible asisten–
cia, en cuanto hubiera de decir
y
hacer en órden
á
los santos
fines para que fuero n enviados; y no obstante, en los nego–
cios arduos se r eunían para conve nir en lo que debiera ha·
cerse, ó para discutir materias graves, y declarar despues 'Jo
que hubiese parq.cido al Espíritu Santo
y
á ellos. Asi obra·
ban sin duda, para dejar esta norma de proceder á sus su–
cesores; cómo si desearan, que no olvidasen nun ca la sen·–
tencia del Salvador-"clonde hai dos ó tres congregados en
mi nombre, ahí es toi yo en medi o de ellos."
Los obispos imitaron la conducta de los apostoles,
y
se
reunieron en Concilios, que segun sus circunstancias tenían