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,·tta:i·se de sus máximas, que lo son ele amor
á
todos los hom–
bres, a un enemigos; el desprendimiento de las cosas te rre·
nas; de rnodestia y humild ad cristianas, que lejos ele sobre–
ponerse á los d emas, y di sputal'les ¡weeminencias, se acomo–
dan fácilmente á todas las condiciones, sin descender nunca
á
la bajeza ; y para decirlo todo de una vez, llenarse hasta
la hartura del espíritu de Jesucristo en menosprecio de la
C uria, que p redicando el desapago de las cosas de acá,
y
haciendo ostentacioo de hHmildad, acumula bienes terrenos,
y
pretende los primeros asientos en las sinagogas. Huyan
los párrocos de semejante espíritu, y d e las fuentes e n que·
se brinda copiosamente.
3li> .
!2,•
Versa1·se en alguna de las ciencias natu1·ales.
Désearamos que fuera de esta instruccion, que es la prin–
cipal
y
de oficio en los párrocos, ·se versáran e n el estudio
de algunas ciencias naturales. La i1atura leza es tan pura
y
ta n sencilla; fuera de ser bella, q ue no puede méños de co–
municar sus propiedades á qui e nes le hacen compañia. Y
como una g ran parte de los errores
y
estra víos
~le
.la
C uria,
ha tenido su oríj en en el estravagante emp eño ele arrancar
al hombre d el lugar e n que le· colocó su divino Hacedor,
y
como si clijeramos, de d esna turalizarle, llevándole rrl campo
de las abstracciones; conviene apartar al p á rroco de esos
peligros, y destinarle á pasar una parte de su tiempo c011 la
naturaleza,
ó
e ntFe los á rboles
y
p lantas, á vista d el eiela.
33. 3.•
Ser
JWaest,·os
de
Escuelct.
Hai una ocupacion mui dig na de los párrocos·,
y
q"ue se
hace pa ra ellas indis pe nsable en aquell os lugares,.d onde no
hai maestros de escuela,
o
no son como debieran. Un maes–
tro de escuela es á los ojos d e
)a;
humanidad,. uno de los seres
mas benéficos
q.ueexisten sobre la; tierra,
y
cuyos trabajos
son de infinita esten sion y trascencleBcia. U n maestre de
escuela arranca á sus diseípu los del estado salvaj.e
y
ele bar–
barie, para introducirlos á la so'ciedad, cuyas p uertas les
abre.
Jnú
ti les se1•ían las tareas de los escritores, perdido su
tra bajo, sin fr uto su s sudores, y en vano acumulados tantos
libros .en numerosas bibliotecas, si el maertro de escuela
no
~o
..