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tambien en alg\,lní\S ciencias naturales,
y
en la .met;licina, se.r·
:yirán como nadie á la dicha de los pueblos.
37.
De~de
alwrq
puede?¡
itacer muchos bienes.
Désrle ahora pueden ·nuestros p árrocos prep.arar el bieQ,
y
abrir
la~
pu ertas del porvenir. Si en otra clase .de
~nate·
rias n9 bastan las buenas intenciones, en la de qJle tratamos
son mui podet·osas, pues h ablándose de virtud, casi tod_o lo
p uede el co razon.
¿JS'
o podrán nuestros párrocos infundir
'á
sus
feligr~ses
el espíritu del evangelio, persuadirles amor
al trabajo,
y
desvanecer preocupaciones
y
prácticas de
fals~
piedad?
¿No podrán instruirles en sus deberes de hombres,
de ciudadanos, d.e cristianos,
y
de los varios oficios que
tengan en la sociedad, es decir, enseñarles una moral so–
cial,
y
no monástica?
¿No pod r¡í.n estimularlos por con–
c iencia
y
patriotismo a l apego d e sus instituciones, den ·a–
¡:nar en sus pechos el dttlc!simo bálsamo de la tolerancia,
é
inspira r ód io implacable a l c1jmen,
y
á la nefanda hipocre–
SÍ1t? Y cuando prediquen estas verdades,
y
propaguen estos
sentimientos, trabajarán prodigiosamente en la suerte de los
pueblos.