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-14·1-

'fesar sus pecados

á

otro sacerdote, habia de pedir licencia

al sacerdote propio; pues de otro modo no poJria aquel ab–

solverle ó ligarle." Esta d iscipl ina no fu é introducida por

el Concilio, sin o que tenia sig los de exi stencia, segun la o b–

servacion de los erúditos; y aun despues de los privileg ios

concedid os

á

los mendicantes, de€ larar on repetid as veces

los Romanos Pontífices y los Obispos, que de tal sue rte te–

nian libertad los fie les de confesarse' con dichos religio–

sos, que po1· lo ménos una vez al año debian hacerlo con el

propio sacerdote.

Santo Tomas esplicaba el derech o de

los reg u1a res á oir confesiones, por la

couzision

que habian

recibido d e los prelados superiores y de los inferi ores,

á

los

cuales correspondía h acerLo poe oficio.

11. El P á rroco es el Sacerdote propio de que !tabla el

Concilio de Let..an.

La sencilla relacion que preced e, basta paJ·a conocer que

el sacerdote propio de que habla el Conci lio ele Letran, era

el que llamamos

pát-roco.

Sostiene lo mismo el erúdito Jue–

nin, fundándose en que, "segun el lenguaj e empleado en otro

lugar por el Conci lio, al ha blar del

p ropio sacerdote

se en–

tendía el •pánoco; y en que otros'Concilios en sus decretos,

y los S umos Pontífices en sus Consti tuciones, han mirado al

párroco en el

pi·opio sacenlote.

Opina este esc ri tor, que

"el cánon latera nense no ha sido derogado, sino que con su

silencio acredita n los pastores, que auto riza n

á

los fie les

á

que se confiesen con otros sacerdotes." Co n mas 1)roliji–

dad coJlsideró el pun to el mui erúdito Launoy, para pro–

bar, que las palabras del cánon, su série

y

CDntesto, el obj e–

to del Concilio, y las circu nstancias, desig na ban únicamente

al presbítero de la parroquia por el

sacerdote pt·opio;

lo

que confirma con la perpetua tradicion de la Jg lcsia Roma–

na, la a utoridad de muchos Concilios, y el parecer de teó lo–

gos ilustres.

E l &abio Be-ned icto XIV reconoció el mérito

de estas pruebas,

y

dijo-"nadie se atrevm·á á negar, que en

las palabras

p.-o¡lio sacerdote

está desig nado el párroco."