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lndistintamen'te una
y
otra potestad, asegurando que
Je·
sucristo concedió la misma á
los apóstoles,
y
en ellos
,
a
sus suceso·res en el sace•·docio.
Las propias palabras em·
pleaba al
tratar de la facultad d e perdonar pecados, con–
cedida
á
los apóstoles,
y
á
sus sucesores en el sacerdocio.
Son pues los presbíteros,
á
juicio del Concilio Tridentino,
sucespres de los apóstoles en el sacerdocio, ó en la potes–
tad de celebrar el sacrificio
y
perdonar los pecados. Por
otra parte; si la I glesia está fundada principalmente spbre
los apóstoles, no deja de habet· otras dignidad es estableci–
das por Jesucristo: "él ha dado apóstoles, profetas, evange–
listas, pasto¡;es
y
doctores, desempeñando
la~
funciones· d e
su ministerio en edificacion d e su cuerpo místico," segun el .
lenguaj e de S an Pablo. La presencia de los diaconas en e.l
senado d el Obispo no meng uaba por cierto el alto rango de
los presbíteros, que daban nombre al
senado-p•·esbiterio.
1O.
E!'eccion de las pa·rroquias.
Como al principio no eran tan numerosos los fieles cris•
tianos en cada ciudad, el Obispo podía d esempeñar por sí
mismo las funciones sacerdotales;
y
su celo se habría d ado
po r ofendido, de que presbíteros hicieran lo que él podí a,
fLlera de las circunstancias extraordinarias, en que por au–
sencia
y
otros motivos semejantes, tenia que dejarles este
cargo. Por eso, nada tiene de es trmio, que los cánones in–
culcasen con frecuencia
á
los presbíteros
y
diacones, que
nada hiciesen sin el permiso d e su Obispo;
y
por eso tam–
bien, al tomar la pluma
los historiadores para referir los
sucesos de esas épocas antiguas, presentan
á
los obispos
funcionando en todo,
y
como si al parecer no hubiera otros
sacerd otes en las Iglesias.
·
Pe ro el re baño cristiano se propagaba maravillosamente,
y
el Obispo se h allaba en la necesidad de dividirlo en una
misma ciud ad,
y
encarga
á
los presbíteros que le dieran
pasto; medirla que se hacia mas necesaria, cuando es esten"
di a fuera d e
la ciudad
á
la campaña;
y
entonces cada pres–
bítero tenia s u r ebaño propio
y
se llama ba
pastor.
Se lla–
maba tambien
plebano,
porque esta ba al frente de Ja plebe
cristia na; ó
cura.,
porq ue su oficio era cuid ar de ella; ó
p árroco,
cuando las poblaciones recibiei'On el nomb1·e de