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ri sdiccion, vara sacar ventaja, como es fáci l advertirlo.
En
la
Disertacion anterior nos hi cimos ca rgo de este punto,
,o¡_
propósito d e la autoridad de los obispos, en lo qüe no poco
tendrémos adelantado respecto de los p resl'>íteros. S i en la
I glesia Chtó li ca ha i una jerarquía insti tuida por
la divina
ordenacion, y consta ella de obispos, presbíteros y ministros;
y si cada g rado de esta jerarquía de institucion divina es con'
ferido en la ordenacion con todas las facultad es que se ne–
ce itan en su d esempeño, no hai ni sombra d e razo n para
sepa ra r u·na potestad de otra, contradiciendo
á
la historia.
Añádamos el testimonio irrecusable del Pontifical Roma–
mano en la ordenacion d e los presbíteros·. D ice así el obis–
po-"al sacerdote le corresponde ofrecer , bendecir, presidir,
predicar, y bautizar. ....... Procurad senir de auxil io á los
obis pos......
Dio~
ha elejido el g rado saeerdotar en ayuda d e
los Pontí fi ces, y como varones de seg unda dignidad ...... To-
do lo que bend ijereis, será bendito, y todo lo que consagra-
reis, será consagrado y sa ntificado ...... Recibid al E spíritu
Santo, aquellos
a
quienes perd onareis los pecados, les será n
p erdonad os-." Vemos aquí, que fuera de la facultad de oft'e'
cer el sacrificio y bautizar, se les da tambien la d e bendecir,
presidir
y
predicaT. Nosotros fu11d amos nuestra a scrcicm en
la letra del Pontifi cal; no separamos lo gue ahí encontramos
unido; y á los ele la Curia les toca inventar nuevas razones, ·
para fundar y justificat' la sepamcion. La facttlta d de
p1·e"
sidi·r
importa
la
idea d e algun réjimcn; facultad concedid a
en el acto ele la ordenacion; y si no fuera efectiva, sería, po–
d er es téri l é impotente,
é
indigno el e J esucristo un don que
nada valia por sí mismo," pala bras proferidas por el P; Lai–
nez en otro asunto.
5.
Los presbiteros gobemaban la Ig lesia con el obispo.
S i de la propiedad y valor de las palabras pasamos
á
la
consideracion de los hechos, recordarán nuestros lectores lo–
que espusimosen el núm.I9de la Disertacion la. de es ta 2a.
parte, y verán con cuarita razon dijo S. Jet:ónimo, que los
presblteros gobernaban en comun con el obtspo.
lHUl diS–
tantes se h allaban entónces los pasto res
eclesiás~icos,
de imi–
tar el imperio con que dominaban y despotizaban á sus pue–
b los los t·eyes de las j.entes, y en
presbiterio
trataban d e los
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