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edicion del breviario y del. misal del rito muzarabe, y fundó
en su catedral una mag.nifica capilla, para que todos los días
se dijesen misas conforme á ese rito.
Aunque la liturjia mira principalmente al sacrificio de
la
misa, comprende tambien la administracion <le los sac ra –
mentos, y la recitacion de las horas canónicas. Para uni·
formarlo todo,
hay
congregaciones in stituidas al caso por
Romanos Pontífices; pero no dejemos de notar, que
a
pe–
sar de los esfuerzos repetidos, se hizo en Francia una fuerte
o¡:iosicion. Se elijo, que á los obispos les tocaba instituir ora–
ciones en sus diócesis, como al ele Roma en la suya; que de
otra
~uerte
serian capellanes del Papa; y que semejante em–
peño no redundaba en servicio de la religion, sino en aumen- ·
to de las pretensiones de la Curia.
37.
III.
Orato1·ios.
N unca se ha negado á los obispos la facultad de tener
oratorios privados en
~us
casas; y tan constante y reconoci–
da ha sid o esta prerogativa, que aun la Sag rada Congrega·
cion que jnterpreta los decretos del Tridentino, y que ha
esplicado en setn;do desfavorable á los obispos la existen–
cia de los oratorios en casas particulares, ha respetado los
que tienen para su uso. Pero andando el tiempo, y propa–
gadas, las pretensiones de la Curia, y entre el)as el obispado
universal del Romano Pontífice, pudo ya decir Bonifacio
VIli
y recibirlo con agradecimiento los obispos, que "con–
cedía á estos por indulgencia, que pudiesen tener altar por–
tátil,
y
celebrar en él,
y
hacei· celebrar en todas partes."
Si de los oratorios de los obispos pasamos
á
los de las
casas particulares, nadie podrá dud ar, que á los obispos to·
caba examinar, si em ó no conveniente permitirlos. Pero
como los hombres abusan de todo, y aun de las cosas mas
santas, se hizo tambien abuso de los orato rios privados,
y
los pastores de la lgle_sia trataron de poner remedio.
El
Conci1io T rie!,enlino previene
á
los Obispos, que "no toleren
que se celebre el santo sacrificio Gn casas particulares; y
absolutamente fu era de la Iglesia, y de los oratorios dedi·
cados exclusivame nte al cnlto di ·1ino, que han de se r desig·
nadas y visitados por los mismos ordinarios." Las anterio–
res palabras han servido de fundamento á la Congregacion